El alcalde de Valencia, Joan Ribó, ofreció ayer la ciudad de Valencia como banco de pruebas del nuevo sistema de envases retornables anunciado para 2018 por la consellera de Medio Ambiente, Elena Cebrián. La consellera, que ayer mantuvo una reunión con el alcalde en el ayuntamiento, ya está negociando con empresas como Mercadona para la implantación del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de envases (SDDR). Mercadona, dijo Cebrián, «no ha dicho que no y nos ha pedido que le mostremos el plan». Cebrián defendió esta medida como incentivo del denominado «empleo verde» y recordó que en otras muchas ciudades de Europa ya se está aplicando.

Joan Ribó valoró este nuevo sistema de recogida de envases porque «conlleva tres ventajas, por un lado, para la economía municipal, porque se reduce el gasto de recogida de residuos; por otro, para los pequeños comercios, que podrán tener una fuente adicional de ingresos; y por otro, para el empleo porque se pueden generar fórmulas que generen puestos de trabajo, como las cooperativas de personas recicladoras como las que existen en otros países». La recogida de envases puede dar trabajo incluso a los, en palabras de Ribó, «recicladores de cobre», en alusión a las personas que sustraen los cables del sistema de alumbrado de la ciudad.

La conselleria estima que en la Comunitat se podrían crear 1.400 puestos de trabajo con la implantación de este sistema de envases retornables, no exento de polémica y duramente criticado por empresas como Ecoembes que han asegurado que «carece de un objetivo ambiental» y «penaliza al ciudadano». Elena Cebrián replicó al respecto que las cifras que da Ecoembes, que hasta ahora controlaba gran parte del negocio del reciclado, «no cuadran» y el gobierno autonómico quiere dar un paso más en el reciclaje.

Cebrián abogó por nuevas fórmulas de gestión eficientes que ayuden a cambiar la imagen tan negativa de la Comunitat en este campo por casos de corrupción.

El nuevo sistema parte de un sistema sencillo. Cada ciudadano recibe una compensación económica (diez céntimos) por cada lata o botella que devuelva al comercio. «Es el beneficio por reciclar», explicó la consellera, que ha añadido que según el tipo de comercio de que se trate «se articulará una forma automatizada para la recogida; y el posterior sistema logístico de recogida, que acompaña al proceso: una cadena de actuaciones que hay que articular» y en el que es importante la colaboración de todos los agentes implicados.