Todos los años, un mes antes, Vicente Ramírez iniciaba las actividades de su cargo de embajador de las fiestas del Cristo del Palmar. Invitaba principalmente a artistas y periodistas que sabía le podían ser eficaces colaboradores en la labor de su difusión y promoción de las mismas. Llenaba dos barcazas con ellos y enfilaba su derrotero tras la popular imagen hasta el «lluent» donde pescadores y lugareños rezan por la cada día más maltrecha Albufera para que no se les muera. Al finalizar, a los invitados nos congregaba en largas mesas en la plaza principal del pueblo a sopar a la fresca. Era un clásico en los primeros días de agosto, un enamorado de esta hermosa procesión pictórica convertida hecha tradición que hace bullir la sangre en emociones de propios y extraños.

En no pocos años él mismo de su pecunio particular sufragó importantes actos del programa de festejos. Y participaba en ellas, como lo hizo con múltiples fiestas y tradiciones valencianas, con multitud de actos benéficos de los que era motor o impulsor.

Con los músicos valencianos

Por los artistas valencianos, a él que le gustaba cantar, se desvivió. Estuvo al pairo cuando la vida les fue mal o estaban con dificultades. Su sala estuvo siempre abierta a que trabajaran e hicieran cosas allí, a que fuera lugar de relanzamiento o presentación de sus nuevas realidades. Alguno que otro acabó con dignidad su vida gracias a que él estuvo al quite.Una de sus muchas vocaciones fue la radio. Me lo encontraba en todas las emisoras y tertulias hablando de fiestas, tradiciones y sociedad. En una de ellas, el programa de Vicente Nebot en Radio Sport-Julio Insa, solíamos coincidir los sábados a mediodía. Hace dos semanas lo liamos para ir de paella el equipo de tertulianos y técnicos, no se arredró, quedó en organizarla él y pagarla. Al siguiente sábado no acudió a la cita, alguien dijo estaba resfriado, hicimos todos sana chanza en antena, será que se ha arrepentido del pago de la paella.

Vicente Nebot no se creía la noticia cuando se lo contaba. Me lo acaba de decir Guillermo Ortigueira que prepara un especial para el verano de las fiestas del Cristo del Palmar y yo le hablaba de la procesión y de Vicente Ramírez. «Vicente Ramírez se ha muerto». Acaba de fallecer y él ya lo sabía. Me resistía a creerlo y a no verle su eterna sonrisa, a no advertir en su persona las constantes muestras de humanidad y valencianía.

En casa he hurgado en el archivo y he sacado las colecciones de fotos de cada procesión del Cristo del Palmar con las barcas cargadas de músicos, de artistas, de periodistas? las cenas en la plaza con legendarios del sector Rosita Amores, El Titi, Carmen Morell? Los hermosos atardeceres fotográficos en medio de las aguas, rodeado su Cristo por barcas llegadas de todos los puertos ribereños de La Albufera. Y de piloto especial, Vicente Ramirez, feliz, abacial, romántico, ejerciendo de apóstol y embajador de Pinedo, La Punta, El Saler y El Palmar.