Valencia cuenta con un nuevo tesoro visitable, un museo donde no sólo se pueden observar más de 300 obras de arte, sino realizar un paseo por la historia de la ciudad, desde la época romana hasta nuestros días. Ayer reabrió sus puertas el Museo de la Catedral, tras un ambicioso proyecto de rehabilitación y ampliación que ha durado dos años „más otros siete desde que se inició el proyecto„. El arquitecto Salvador Vila Ferrer ha dirigido el proceso de recuperación del espacio y las excavaciones arqueológicas, que han dejado al descubierto una calle romana del siglo I, restos visigodos y árabes, y ofrece detalles único como los soterramientos en los muros de la antigua parroquia de San Pedro. Además, la exposición cuenta con multitud de obras inéditas, como la versión de «La Zirandella» de Antonio Allegri da Correggio, del siglo XVI, o los relicarios de la Corona de Aragón.

Salvador Vila Ferrer fue el encargado de descubrir a los medios los secretos del nuevo museo, distribuido en tres plantas, donde destaca la excavación del subsuelo, a tres metros de profundidad (el punto más alto de la Valentia romana). Han aparecido una calle de entre los siglos I y II, casas de la misma época (incluida una reja petrificada), restos visigodos y del periodo árabe, o los muros y un arco de la parroquia de San Pedro (que coincidió en el tiempo con la construcción de la Seu), con enterramientos de personas adosados a las paredes y que se pueden observar con todo detalle.

Destacan otros elementos arquitectónicos como el espacio que ocupó la «Llibreria dels Borja» y su columna helicoidal más antigua que las de la Lonja de la seda, además de restos del primitivo campanario de la Seu, del siglo XIII. El nuevo museo «mueve a la sensibilidad del espectador, incluso estando vacío» y las obras «ahora se ven de otra manera porque entra luz, se ve el espacio exterior y las otras arquitecturas, algo diferente al museo anterior», según el arquitecto conservador de la Catedral, Salvador Vila Ferrer, que precisó que los hallazgos en el subsuelo hacen que sea «un libro abierto para nuevos historiadores e investigadores».

El tesoro al descubierto

«Es un auténtico tesoro de la ciudad para todo el mundo», aseguró ayer en la presentación del museo el deán-presidente del Cabildo de la Catedral de Valencia, Emilio Aliaga. El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares bendijo el nuevo museo catedralicio, que ya está abierto al público y por el que no se paga una entrada extra, sino que se accede con la misma con la que se visita la Seu (Su visita estará incorporada a la visita general a la Catedral con horario de lunes a sábado, de 10 a 18.30 horas, y los domingos y festivos, de 14 a 18.30 horas).

Aliaga explicó que la ampliación y rehabilitación del museo ha supuesto «una ocasión para corregir la funcionalidad del espacio, que además de poner en valor obras inéditas».

Por su parte, el canónigo conservador de la Seu y presidente de la comisión diocesana de Patrimonio, Jaime Sancho, destacó las obras que se exponen por primera vez, como «La Zirandella» o los relicarios de la Corona de Aragón, u otras piezas como los apóstoles originales que solo se pueden ver en este centro cultural. «El museo no es grande, pero sí exclusivo», dijo Sancho, que aseguró que hay «mucho trabajo abierto para investigadores» debido al gran número de obras que todavía están por catalogar de manera exacta. Sancho remarcó que sus dos obras favoritas expuestas son el «Mal ladrón», lo único que queda del retablo renacentista de San Martín, y «La Zirandella».

El nuevo museo brinda la oportunidad de ver, por primera vez a nuestra misma altura, la escultura de la Virgen María con el Niño, restaurada hace dos años, que ha sido bajada de la puerta de acceso a la capilla del Santo Cáliz y que ahora se sitúa junto a las imágenes originales de la Puerta de los Apóstoles, de principios del siglo XIV, en la sala superior del museo.

En las paredes de la planta principal el visitante verá obras del estilo manierista de Juan de Juanes y los Hernandos, la tabla del «Ángel custodio del reino de Valencia» y las puertas del transagrario del retablo mayor, con los santos Vicente Mártir y Ferrer. Como muestras del barroco, la Virgen de la Esperanza y la talla de San Mateo y en los expositores, una representación de los casi 200 libros de coro.

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, bendijo por la tarde el museo «que necesitábamos y que viene, además, en el tiempo adecuado y nos muestra esas raíces cristianas a las que Valencia se ha mantenido fiel, y eso es memoria histórica» porque, según indicaba el purpurado, «conservar las raíces es conservar la memoria, y un pueblo sin raíces está perdido y Valencia quiere tener futuro».