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Y sin embargo me quedo

La calle es nuestra

La calle es nuestra

Ni Cañizares, ni Cotino, ni Fernández Díaz, ni los debates electorales€ lo siento pero paso. No me van a quitar la alegría, las ganas y ni el buen humor. Que esta ciudad tiene, y mucho, para estar contentos. El fin de semana pasado fue una prueba de ello. Además del estallido de fiesta con la celebración del Día del Orgullo LGTB, en el que me emocionó ver a la policía y las decenas de verbenas de San Juan de las fallas, me acerqué al Cabanyal al Festival Mar i Jazz. Pude ver el ambientazo junto al mar, el mejor sitio para estar escuchando jazz durante doce horas. Lo organizaba por la Asociación de Comerciantes, Industriales y Profesionales del marítimo, por cierto, genial el eslogan «Jo sòc de PM». Para el festival el local «No hay nada mejor que 27 amigos» sacó toda la artillería en una programación impecable. Curioso el nombre del pub, mi hermana me contó la historia, resulta que está abierto gracias a la aportación de 27 colegas que no dudaron en poner dinero para ayudar a los dueños. En su honor bautizaron así al local, historia sólo superada por la del bar «12.000 En Rusia», en la calle Cura Femenía en Russafa, les invito a pasar y preguntar, no tiene desperdicio. Pero nos estamos desviando del tema. Me llamó la atención la cantidad de festivales celebrados en los últimos meses organizados por asociaciones, colectivos, plataformas, en resumen por lo que se denomina sociedad civil.

Esta semana también se celebró el Festival Tercera Semana, centrado en el teatro y las artes escénicas, hace unas semanas el de la Factoría de Patraix con la ilustración de protagonista, también clásicos como Intramurs o el Russafart y el mes pasado el recién creado Festival de Poesía en Benimaclet donde no tenían bastante con el Confusión. En todos los rincones parece que surgen ganas de salir a la calle, de organizar eventos, de relacionarse, de consumir cultura en la ciudad. Este fin de semana las Jornadas del Cómic en el Mercado de la Tapinería.

Lo curioso es que devolverle la vida a la calle era algo tan fácil como no poner pegas, como animar a la gente a tomar el espacio público que al fin y al cabo nos pertenece. Además estos eventos nacen con ánimo cooperativo, no competitivo, se complementan, se enriquecen unos a otros y de cada uno nace otro. Sí, los más inquietos de cada colectivo se dedican a hablar entre ellos y maquinar dónde será la próxima, qué puede aportar cada uno y cómo se las ingeniarán para conseguir el resto. Y las iniciativa privadas se mezclan con las públicas y al contrario. También hemos tenido el Cinema Jove, pero espera que ahora viene Ensems, Sons al Botànic, el Etnocinema del Museu de Etnològia, Festival de Tallers de Teatre Clàssic de la Sala Russafa, València Escena Urbana y la Gran Fira que este julio se presenta cargada y variada. Habrá que coger fuerzas. Cuando estuve en Buenos Aires volví fascinada por la cantidad de oferta cultural que había todos los días y en todos los rincones, para todos los gustos y sobre todo para todos los bolsillos. Esto me lo está recordando mucho. Me encanta.

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