En el paseo de la playa de Pinedo ayer por la tarde se cruzaban bañistas valencianos, turistas, ciclistas, deportistas y... perros de todos los tamaños y colores. Estos últimos se han convertido en unos asiduos más de esta playa gracias al espacio habilitado por el Ayuntamiento de Valencia, que también ha tomado la decisión de forma voluntaria de no izar la bandera azul, tan deseada para todas las zonas de baño.

Animales y bandera azul son incompatibles para la Fundación para la Educación Ambiental, institución que otorga estos distintivos. Valencia cuenta con una bandera menos en el mástil, pero mantiene el reconocimiento de excelencia. ¿Qué piensan los bañistas de esta situación? ¿Les compensa «perder» el derecho a mostrar la insignia?

Sobre la arena, las opiniones son dispares. Hay quien cree que la playa va a seguir teniendo la misma calidad aún con el espacio canino, y quien se opone frontalmente, ya que considera «un privilegio» contar con la bandera ondeando sobre el paseo.

A propósito desde Requena

Raquel acudía ayer desde Requena con su familia y un cachorro de color canela. Habían llegado a Pinedo a propósito para que su compañero de cuatro patas pudiese disfrutar del mar. «Está más limpia la zona de perros que la que es para el resto de bañistas. Además, he ido a un bar y me ha dicho que le viene muy bien, porque ahora viene más gente que antes a esta zona».

No muy lejos, Cayetano, vecino de Enguera, paseaba con un perro de gran tamaño. «Tiene ocho meses y venimos para que disfrute la playa. Creo que esté o no la bandera al final es una tontería, si la playa está bien igualmente...». A su lado, Mario, también a favor del baño canino, puntualizaba: «También tiene su parte mala, porque lograr esta bandera lleva mucho trabajo. La playa obtiene categoría, y eso va bien para los negocios...».

A la playa llegaba una familia de Albacete para pasar el fin de semana. Desconocían totalmente este debate. Una vez explicado, Paqui se mostraba a favor de la bandera azul: «Se debería buscar una alternativa, y te lo digo yo que tengo perros. No todo el mundo es tan limpio, ni viene con sus bolsitas».

A su lado, su hermana Noelia opinaba totalmente al contrario: «Me parece bien que haya una zona para los animales mientras los dueños la mantengan limpia. Siempre va a ser una playa de bandera azul aunque no la pongan». Mientras pedimos la opinión a los bañistas y a quienes caminan por el paseo marítimo, apenas uno se cruza con los canes. La gente acude con ellos directamente al tramo en el que está su zona (la más cercana al puerto), a la que acceden por la pasarela. La gran distancia entre el paseo y la orilla no hace pensar que en la zona acotada estén jugando y bañándose perros. Se oye algún ladrido en la lejanía.

«No tengo perro. Entiendo a ambas partes. Por un lado, tener una bandera azul es un privilegio para el turismo. Pero por otro lado también comprendo a quienes tienen perro y les va muy bien este servicio», señalaba Mari Carmen.

El ayuntamiento pretende que el organismo que otorga la bandera acabe reconociendo en el futuro que la presencia de los perros es compatible con los cuatro criterios básicos exigidos como son la calidad de las aguas de baño, la información y educación ambiental, la gestión ambiental y seguridad, y los servicios e instalaciones.