La XXVI Semana Ciudadana se cerró anoche con la tradicional Cena de Entrega de los Premios de la Federación 2016, que tuvo lugar en el Restaurante Rosiña, y contó con la asistencia de representantes de todas las entidades vecinales que forman parte de la FAAVV. Los galardonados de este año eran el humorista gráfico de Levante- EMV Antonio Ortiz Fuster ´Ortifus´, Amparo Oliver, catedrática de la Universidad de Valencia y que ha colaborado de manera muy estrecha en los últimos años con el movimiento vecinal y, por último, el grupo de actuación contra los malos tratos de la Policia Local de Valencia (G.A.M.A.). Ausente Ortifus por encontrarse de viaje recogió el galardón el director del periódico Julio Monreal, en una cita de especial relevancia, al cumplirse 40 años del movimiento vecinal.

María José Broseta, presidenta de la entidad vecinal, recordaba que en realidad «son más de cincuenta años ya que anteriormente nos llamábamos Federación Comarcal d´Horta, y mucho más atrás asociaciones de cabezas de familia». Bajo el lema de «40 años. La voz del movimiento vecinal, SIEMPRE necesaria», durante toda la semana se han llevado a cabo conferencias y una exposición en el complejo Nou d´Octubre que hace referencia a esas cuatro décadas «siendo siempre necesarios». «Es cierto que el movimiento vecinal no es el único, ni el único portavoz ante las instituciones, ni pretendemos serlo, ni nos lo creemos, pero, tal vez, seamos el movimiento asociativo más antiguo, más constante, más consecuente, más numeroso y más serio de los que hay en la ciudad de Valencia», incidía anoche Broseta.

La presidenta no solo hizo balance del pasado, sino que trazó por dónde ha de ir el movimiento vecinal en el futuro. «Debemos renovarnos, rejuvenecer, aprovechar el capital humano y la experiencia que se han mantenido a lo largo de los años y aprender a relacionarse en red con otras realidades sociales de la ciudad. Y continuar molestando, porque si algún sentido tiene el movimiento asociativo es continuar ejerciendo de conciencia crítica de la sociedad», manifestaba.

No dejó pasar la ocasión Broseta para cuestionar algunas de las últimas decisiones municipales, como el plan de bibliotecas „ que Joan Ribó tuvo que retirar„, o los las consultas ciudadanas para los presupuestos participativos. «¿Cómo pretendemos hablar y crear cultura cuando cerramos, perdón, quiero decir disminuyen el horario en nuestras bibliotecas y centros de lectura solo por una cuestión de personal y económica?», lanzaba, para acto seguido espetar: «¿Cómo queremos tener una buena educación si no abrimos las escoletas que tenemos ya preparadas y equipadas o no se cubren las bajas de docentes en las aulas antes de quince días sin que nadie haga nada?», siguió.

En cuanto a la participación, reclamó a los políticos «propuestas inteligentes claras y grandes dosis de información para involucrar a la ciudadanía y sobre todo, no cometer grandes fallos que lo único que crean es desilusión». «Una buena participación no puede estar lastrada por un exceso de burocracia con comisiones y más comisiones y, sobre todo, se encontrará vacía de contenido si no hay transparencia e información. La participación no es una concesión sino un derecho irrenunciable de la ciudadanía», razonaba. La ironía la dejó para el final, al lanzar: «Ellos y ellas, aunque pocos lo admitan, también se equivocan y necesitan nuestra ayuda porque les sucede, con frecuencia, que los árboles no les dejan contemplar el bosque, aunque algunos se talen de esas zonas que nosotros tan bien conocemos, y que tengan en cuenta la particularidad de nuestros barrios como almas independientes y a la vez integradas».