Después de tres décadas de decadencia, el Colegio del Arte Mayor de la Seda, ubicado en la céntrica calle Hospital, ha vuelto a la vida. La rehabilitación integral dirigida por el arquitecto Fernando Aranda y sufragada por la Fundación Hortensia Herrero ha permitido recuperar para el disfrute de todos los valencianos este monumental edificio, de valiosos pavimentos cerámicos, que hace apenas dos años estaba al borde de la ruina. Levante-EMV ha decidido otorgar el Premio Importante del mes de junio a la restauración del Colegio del Arte Mayor de la Seda, una intervención ejemplar de mecenazgo privado que ha respetado al máximo los valores del edificio, de origen medieval y sometido a varias reformas, y que ha mejorado espacios como el antiguo patio, convertido ahora en un agradable espacio de encuentro.

Se espera que la rehabilitación del colegio, reconvertido en Museo de la Seda, sirva de revulsivo para atraer visitantes y turistas al antiguo barrio de Velluters y al conjunto de Ciutat Vella. Así lo destacó el día de la inauguración del Museo de la Seda, el pasado 17 de junio, la presidenta de la fundación, Hortensia Herrero. La entidad ha invertido dos millones de euros en la restauración del edificio, que ha durado casi dos años. Una vez recuperado el edificio, de titularidad privada, acaba la vinculación económica de la fundación con el patronato del colegio de la seda, sin embargo «siempre habrá un vinculo emocional», destaca la directora de la fundación Hortensia Herrero, Elena Tejedor, quien asegura que es «un orgullo» recibir el Premio Importante de Levante-EMV. Tejedor valoró la «labor de sensibilización» que ha llevado a cabo este diario para conseguir la recuperación del Colegio de la Seda, que «siempre ha estado muy presente» entre los responsables de la fundación, casi desde el momento de su constitución a finales de 2011, cuando ya se habían encendido las alertas para advertir del riesgo de desplome del colegio por el deterioro y las grietas que habían causado en su estructura las obras de un aparcamiento subterráneo de cuatro niveles.

Un deterioro ante el cual las Administraciones públicas no terminaron de implicarse. La última intervención en el Colegio de la Seda se hizo en 1756. La restauración actual ha permitido garantizar la estabilidad de la estructura y devolver el esplendor perdido al edificio al que han vuelto los valiosos pavimentos de cerámica barroca que tuvieron que trasladarse al Museo Nacional de Cerámica González Martí hace unos años ante el temor de que el edificio se viniera abajo.

En la rehabilitación se han invertido unas 68.000 horas de trabajo de los restauradores, se han recuperado 7.500 baldosas cerámicas y 300 libros y se han empleado 7.200 hojas de plata fina.

El Colegio del Arte Mayor de la Seda, que data del siglo XV cuando el gremio de Velluters adquirió este palacete de la calle Hospital, es de base gótica y cuenta con un rico patrimonio que ahora puede admirarse en el museo. En su interior lucen los frescos de Vergara y se pueden ver representado en numerosas estancias al león rampante, símbolo del gremio. Entre los pavimentos del colegio destaca el de la Fama, inspirado en la fuente de Bernini de la Piazza Navona de Roma.

Otra de las joyas del Colegio es el archivo histórico, el fondo gremial más importante de Europa con 48 pergaminos, 660 libros y 97 cajas de archivo.