La playa de la Garrofera cerca de la Albufera, la cala Ambolo en Jávea y la Playa de les Llomes de Reixes en El Campello son algunas de las zonas naturistas en la Comunitat Valenciana, pero, ¿qué pasaría si los valencianos tuviéramos la posibilidad de quitarnos el traje de baño en las piscinas municipales de la ciudad?

Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, autorizó la pasada semana «el día sin bañador o del bañador opcional» en las piscinas municipales madrileñas para que quien acuda este verano a estos recintos tenga la posibilidad de desnudarse en el recinto, o no, en un día concreto. Una propuesta que recibió críticas y halagos.

Esta experiencia diferencia a Madrid del resto de ciudades de España, puesto que en ninguna de estas existen iniciativas similares más allá de los espacios y horarios reservados para quienes gustan de practicar el naturismo. En el caso del Ayuntamiento de Valencia, la respuesta es simple: de momento no han previsto habilitar espacios de este tipo en las piscinas públicas del «cap i casal».

Cada fin de semana, gente tanto de distintos barrios de Valencia así como de pueblos de alrededor acuden a las piscinas municipales a pasar el día. Unos prefieren llegar pronto y marcharse a la hora de comer mientras otros aprovechan hasta el último rayo de sol para disfrutar del día. En el caso concreto de la piscina del parque del Oeste son las familias las encargadas de abarrotar de toallas el césped del recinto.

Disminución de público

«Si se implantase un día así en nuestra piscina, el público disminuiría notablemente porque la mayoría de los padres y de las madres no estarían dispuestos a pasar el día con gente desnuda, no por nada, sino por los niños y niñas», apuntaron desde la dirección del recinto municipal. En el caso de Valencia, sería la Fundación Deportiva Municipal la que debería tomar la decisión del «día sin bañador» y las piscinas deberían regular la normativa sobre quiénes entran, cómo entran, cuándo se entra o cuándo se sale. «Nosotros, de momento, no nos hemos planteado hacerlo», expusieron desde la piscina del parque del Oeste. El «día sin bañador» en la capital española ha desatado un sinfín de comentarios a favor y en contra en el resto de la geografía nacional. Valencia no ha escapado a esta tendencia. Un recorrido por las piscinas permite comprobarlo. «La sociedad en su conjunto ve el cuerpo desnudo como algo feo, no estamos preparados para una medida como la propuesta por la alcaldesa de Madrid porque las personas acudirían por el morbo de mirar, pero no por el ideal nudista», confesó Juan Carlos, de 38 años, y naturista convencido. Prácticamente la totalidad de las personas preguntadas en la piscina del Parque del Oeste coincidieron en un aspecto: los niños no debían estar en un día como este.

«Busco un ambiente familiar»

«Yo no estoy en contra de que las personas se desnuden pero lo que no quiero es que lo hagan delante de mis hijos, vengo aquí a pasar el día, busco un ambiente familiar y no creo que ese lo fuera», espetaba Marga, de 42 años.

«Mis hijas se quedan con sus abuelos cuando voy con mi marido a una playa nudista. No me asusta que lo vean y sepan lo que es, pero sé que hay gente que acude allí a mirar y por eso no vienen», contaba Ester, de 32 años. «A mí me parece una propuesta muy interesante y yo estaría encantada de poder quitarme el bikini también en la piscina», confesaba.

Pero no todo son alabanzas para esta idea, Amparo, por ejemplo, indicó que «si hay tanto reclamo de gente que quiera desnudarse lo que deberá hacer el ayuntamiento es construir una piscina para esas personas.». Además, ésta junto a otros bañistas apuntaron a la «higiene» como principal motivo para evitar el «día sin bañador» en las piscinas valenciana.

El mensaje es claro: «Si al final se lleva a cabo esta propuesta en las piscinas, no vendremos», así se mostraron algunos de los encuestados.

De esta manera el nudismo se consolida como uno de los tabúes de nuestra sociedad, tal vez no por la falta de confianza de quien se desnuda o de su timidez sino por la mentalidad y los valores de quien se sienta al lado.

La opinión mayoritaria de los usuarios de las piscinas deja entrever que el cuerpo sin ropa se ha ido convirtiendo en algo que tratamos de evitar ver y que incluso, a algunos les resulta incómodo.

Sin embargo, la filosofía que siguen las personas naturistas es simple: «Nos desnudamos porque no tenemos ni complejos, ni tapujos», apuntan seguidores de este corriente vital. Una cosa está clara: la polémica está servida.