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Pobles del Nord

Poble Nou lanza un SOS por su despoblación

La primera pedanía de la ciudad en l´Horta Nord, con una estructura de alquerías diseminadas, pide una solución que estimule que sus habitantes no abandonen su tierra

Zona industrial junto a las alquerías de Guerra. levante-emv

«Cada vez vive menos gente en el pueblo y la situación es alarmante. Hace ya muchos años cerró la panadería y otros pequeños negocios han ido desapareciendo. De hecho, no tenemos prácticamente ningún servicio, y desde hace unos días ni siquiera hay bar. Tenemos que hacer algo extraordinario para que la gente del pueblo se quede aquí, sino en unos años esta zona de huerta será un desierto». Esta es la desgarradora radiografía que hace la alcaldesa de Poble Nou, Enriqueta Llopis, de la situación actual que vive esta pequeña pedanía, la primera de Valencia en la comarca de l’Horta Nord.

El censo de Poble Nou no ha parado de decrecer en las últimas décadas. Hace años superaba ampliamente los 1.200 habitantes, pero según el último balance del padrón (2015) quedan 844 residentes (13 personas menos que en 2014). La despoblación de este privilegiado enclave de l’Horta, sin embargo, es mucho peor de lo que dicen las estadísticas oficiales. Se contabilizan como parte de la localidad varios edificios situados junto al monasterio de Sant Miquel del Reis, ajenos a toda actividad y vida del pueblo. Por lo que la población «real» estimada según la alcaldesa debe rondar las 350 personas…

La pedanía, al contrario que la mayoría de pueblos vecinos, tiene una estructura de alquerías diseminadas por su amplio territorio. Es decir, no existe un núcleo con calles. Cierto que el grueso de las casas se agrupan a ambos lados del Camí de Montcada, pero sin estructura tradicional. Las tres últimas alcaldesas pedáneas han reclamado al ayuntamiento un plan para estimular que los pocos jóvenes que todavía viven en Poble Nou se puedan quedar a vivir donde crecieron, a través de la apertura de algún vial paralelo al Camí de Montcada en el que se permitiera construir nuevas edificaciones. Pero antes, y también ahora, la respuesta del gobierno municipal ha sido un no rotundo.

El plan que pretenden en Poble Nou es incompatible con la protección de la huerta, que en esta zona de l’Horta Nord cuenta con la mayor calificación posible. La alcaldesa socialista Enriqueta Llopis se reunió hace unos días con el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià (también PSPV) para explicarle la situación agónica que vive la población. Trató de convencerle de la necesidad de abrir estos nuevos viales, pero Sarrià le transmitió que es inconcebible una opción así, no solo por la protección de la huerta, sino porque existen decenas de alquerías aún deshabitadas y suelo disponible sin edificar.

«Sé que el caso de Poble Nou es un poco complicado de entender, pero el que estén estas alquerías vacías responde a un problema cultural y antropológico», defiende Enriqueta Llopis. «En los últimos años los hijos del pueblo ya no viven aquí y están perdiendo los vínculos con su tierra al no poder echar raíces. Y aquellos que sí quieren vivir en la zona lo tiene complicado, porque los propietarios de las alquerías, o bien no las venden por cuestiones afectivas, o cuando deciden hacerlo, piden precios astronómicos por viviendas que en muchos casos están al borde de la ruina. Es como una espiral negativa de la que es muy difícil salir. Si se abriera la posibilidad de construir nuevas casas, de manera sostenible y totalmente respetuosa con el medio que nos rodea, se estimularía la repoblación del pueblo», explica la alcaldesa.

Llopis le ha planteado a Sarrià permutas de suelo para activar la construcción de casas, intercambiando suelo dotacional por residencial, pero admite que la cuestión podría devenir en serios problemas legales. Aunque quedan pequeñas bolsas de suelo para construir, éstas están ubicadas en arrendamientos históricos con visos de que no se resuelvan en décadas… Otra de las opciones es que, aprovechando el nuevo Pla d’Acció Territorial para l’Horta, los terrenos que ocupa el viejo complejo industrial denominado «Baluni» se reconvirtiera en parte en zona residencial, pero el PAT prevé una reversión de la huerta prácticamente del total de la superficie.

Con este panorama, Llopis no duda en afirmar que Poble Nou «está en claro peligro de extinción». «Nuestros hijos aún mantienen vínculos, pero nuestros nietos dejarán de venir. Además, vivir en una zona sin servicios es muy duro y solo lo soportan aquellos que aman la tierra en la que se han criado. Pido a nuestro equipo de gobierno sensibilidad para que en el futuro no sean responsables de esta extinción que estamos viviendo», asegura la alcaldesa de Poble Nou.

Poco uso residencial

Uno de los pilares del Consell del Botànic es el de salvaguardar l’Horta y a sus agricultores, porque saben que si nadie trabaja la tierra, ésta se echará a perder. De ahí el desarrollo del futuro PAT. Las particularidades como la de Poble Nou parecen no tener cabida en este plan. Allí encontramos alquerías de todo tipo deshabitadas, también históricas y de gran valor patrimonial que están en ruina (Tallarós), otras en venta sin tras su rehabilitación (Fonda), algunas dedicadas a negocios que nada tienen que ver con el uso agrícola, mientras crece la opción de convertirlas en lujosos restaurantes (Alqueria del Pi). De hecho, recientemente se han vendido otro par de casas para uso terciario. Pero nada de eso frena la despoblación. Nada mantiene a sus habitantes arraigados a sus orígenes.

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