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Cañas y barro

Los Jardines de Monforte

Los Jardines de Monforte

Como suele pasar, cuando uno tiene algo no llega a apreciarlo del todo. No por falta de sensibilidad, más bien creo yo que es por costumbre. Tengo una amiga que vino a vivir a Valencia hace unos años y a menudo me dice: «Marta, tenéis la ciudad más bonita de España y el mejor lugar en el que vivir pero a veces no sois conscientes». Le encantan los paseos por la playa, el centro histórico, el modernismo de nuestras calles, los jardines del Turia? Pero lo que le impresiona desde el primer día que llegó aquí son nuestros árboles, la inmensidad de los ficus centenarios, la elegancia de las palmeras y el colorido de las jacarandas en primavera.

Es evidente que la suavidad de nuestro clima facilita el desarrollo de estas especies, pero lo que no podemos negar es la sensibilidad de valencianos y valencianas que, desde hace siglos, fueron creando esos encantadores jardines repletos de verdura y frescor y que en días como hoy son el perfecto refugio para turistas y viandantes.

Uno de esos evocadores rincones se encuentra en los Jardines de Monforte, un sugestivo lugar donde escabullirse y encontrar un momento de paz en medio del bullicio. Es quizás también el más histórico y monumental de la ciudad. Su origen fue uno de los huertos existentes en la zona de extramuros de Valencia. A mediados del siglo XIX, Don Juan Bautista Romero, Marqués de San Juan, encargó al arquitecto valenciano Don Monleón Estellés la construcción del Jardín, pasando por herencia a Don Joaquín Monforte de quien recibió el nombre por el que hoy lo conocemos.

Para mí es además el jardín más romántico que conozco, seguramente porque allí he sido testigo de especiales momentos como celebrante de bodas civiles. En unas los protagonistas eran personas conocidas y en otras no pero, en todas, había una historia de amor que se sellaba ante mi presencia. Además, como anécdota, también tengo una relación especial con este rincón de la ciudad por las esculturas que custodian la entrada de los jardines: dos leones que son la segunda pareja de leones que guardaban el Congreso de los Diputados en Madrid. La primera pareja de leones se hizo con un material muy pobre y, a causa de las condiciones meteorológicas de la capital, se tuvo que hacer otra nueva pareja, que son los que ahora mismo están en Valencia. En esta segunda pareja el material perduraría pero el problema fue el tamaño, al considerarse que eran demasiado pequeños. Se volvió a hacer una tercera pareja, esta vez de hierro y bronce. El señor de Monforte, decidió comprar los que se retiraron para traerlos a sus jardines de Valencia, donde desde aquella época se encuentran ubicados.

Durante ocho años he asistido casi a diario al Congreso de los Diputados y al ver los monumentales leones que presiden el acceso me trasladaba por unos segundos a mi ciudad, a mi rincón en el que se encontraban los antecesores a esas dos esculturas. Ahora, gracias a un acuerdo de la junta de gobierno municipal que responde a la propuesta realizada por la Asociación de Amigos y Amigas de los Jardines Valencianos (AJAVA), accederemos al jardín por la puerta principal del Palacete, aunque esta entrada quedará interrumpida en los momentos en que se celebren bodas civiles.

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