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Y sin embargo me quedo

Agosto a remojo

Agosto a remojo

Ya sé que hace calor, y me encanta. Llega el mes de agosto después de la estresante Gran Fira. Sí, estresante, si lo llego a saber me pillo me pido las vacaciones en julio. Vi teatro, enternecedora Chao, Chochín y grande Eugeni Alemany, jugué al trivial, qué bonicas las chicas de Bebiendo a Morro, estuve en fiestas en las plazas, un genio Carlos Areces, vi conciertos, Gloria Gaynor inmensa, Roberto el Gato dando caña como siempre con Los Vicentes, un gustazo ver al primo Landete y su Cor Brutal en ese escenario, escuché jazz en el Palau, vi cine de verano, muchas falleras y hasta me di una vuelta por la feria de atracciones. Como colofón la Gran Nit en la que no me dio la vida, como dice mi amigo Julián, nada más que para tres conciertos y el domingo a la Batalla de Flores. Lo dicho, estresante. Pero con la sensación de una ciudad vida y en plena forma. Ahora llega el mes de agosto y tengo vacaciones, hacía mucho. Unos años por no tener trabajo y otros por tener demasiado hacía mucho que no disfrutaba de todo el mes. Ahora habrá que pensar qué hacer con la vida. No tengo coche por lo que si Montoro me desmantela la EMT lo tengo difícil para ir a la playa. Mira que he leído en mi vida cartas absurdas, pero como esa del ministro ninguna. El transporte público es un servicio público y como tal, siempre que esté bien gestionado, cuanto más deficitario sea es señal de que más servicio ofrece a cambio de menos. De hecho, esa es la base de un servicio público, ofrecer para todos algo que no puede ofrecer la empresa privada o si puede, no lo ofrece para todos. Si se puede rentabilizar pues mejor pero si no, ese no es su objetivo. El problema es que toda la rentabilidad se basa en valores económicos, no hay baremo social y en determinados servicios ese indicador debería ser el más importante. Volviendo a mi mes de agosto libre creo que me dedicaré a leer y ver las cientos de series que tengo pendientes, también a algo que me encanta y que sólo se puede hacer en verano, pasear de noche. Pero todo el mundo necesita sol y agua y en verano y la ciudad para eso ofrece pocas alternativas. Tendré que poner en práctica mi teoría «dos días no molestas en casa de nadie». Se trata de una teoría muy elaborada en la que se demuestra que puedes pasar un verano de piscina en piscina sin necesidad de ser Burt Lancaster ni estar bajo las órdenes de Sydney Pollack. El tema es que todos tenemos un montón de amigos con chalet o apartamento, te presentas por la mañana, pasas el día, duermes y al día siguiente por la mañana anuncias tu marcha. Has estado poco tiempo y lo habéis pasado muy bien por lo que te piden que te quedes. No puede ser, anuncias, y te vas a casa de otro amigo. No hay que abusar, menos tiempo no lo disfrutas y más ya estás molestando con lo que haciendo cálculos con diez o doce amigos te basta para pasar un gran verano. Así que empezaré a hacer la lista, tendré que tachar a los que se van de festivales, ellos se lo pierden. De alguna manera tendré que descansar del mes de julio. Se admiten sugerencias. ¿Hay alguien con chalet o apartamento con piscina en la sala?

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