Reconozco que personalmente este mes de Agosto en Valencia esta siendo para mí un mes lleno de emociones y recuerdos entrañables. Si la semana pasada el inicio de las Olimpiadas en Río de Janeiro me hacía revivir la participación de nuestra ciudad en los Juegos Olímpicos de 1992, y el recuerdo del recorrido de la antorcha olímpica por nuestras calles y plazas me hacía volver a sentir momentos inolvidables y sensaciones extraordinarias , esta semana he vuelto a mi niñez con la noticia de la jubilación de Españeta tras más de 55 años de trabajo en el Valencia CF.
Desde muy pequeña recuerdo que íbamos toda la familia los domingos al Mestalla cuando el fútbol todavía era en blanco y negro para ver jugar a «nuestro» Valencia . Para mí era una auténtica experiencia y una extraordinaria diversión acceder al campo de fútbol por la avenida de Suecia y subir por esa interminable rampa en forma de caracol para llegar a nuestras sillas en anfiteatro , porque entonces los asientos no eran de plástico como ahora los conocemos, sino que eran unas auténticas sillas de madera y enea.
Desde allí arriba empecé a descubrir la reglas y las normas del fútbol además de la emoción de numerosos partidos . Increíblemente el terreno de juego resultó ser verde contradiciendo lo que la tele de entonces decía, pero si algo empezó a llamarme poderosamente la atención desde mis primeros partidos, fue la presencia de un pequeño pero siempre activisimo personaje pendiente en todo momento de los futbolistas y del balón .
Enseguida pregunté a mi padre por tan singular presencia , aclarándome y explicándome la función del histórico utillero en el equipo ; además daba la casualidad que mi padre lo había conocido personalmente a través de su hermano Juan y así sació mi curiosidad contándome los inicios en el fútbol de Bernardo España, primero en el Huracán de Ruzafa y más tarde en el equipo de La Colmena de la Finca Roja, hasta que con apenas dieciséis años y por culpa de un accidente de moto en el que se rompió el tendón de Aquiles tuvo que dar por finalizadas sus ilusiones de ser futbolista, ya que incluso tuvo el riesgo de quedarse cojo. Pero continuó muy ligado al fútbol como recogepelotas en el Mestalla y por fin ya en el primer equipo, en el Valencia CF.
Españeta ha protagonizado un hecho insólito en el mundo del fútbol y es que ha firmado casi más autógrafos que muchos futbolistas, siendo todo un emblema para la afición valencianista . Su carácter servicial le hizo imprescindible para muchos futbolistas , no hay jugador que no se haya rendido a sus encantos , siempre una sonrisa, un chiste fácil o un abrazo en los momentos difíciles; incluido Mario Kempes, que ha llegado a comentar que lo considera su gran compañero y amigo .
En un fin de semana en el que el Valencia también ha querido homenajear la fidelidad de sus socios con más de 50 años de abonado, el sábado Españeta fue el último en salir en la presentación del equipo ante el Fiorentina en los prolegómenos del Trofeo Naranja y recibió la merecida y cariñosa ovación de todo Mestalla y del valencianismo porque él ha sido y será todo un emblema para la afición, un ejemplo de profesionalidad, una persona entrañable e irrepetible: ¡Amunt Españeta!.
