El frente litoral del norte de Valencia sigue siendo una asignatura pendiente desde que entre los años ochenta y noventa se construyera el Paseo Marítimo y se dignificara la imagen de las playas del Cabanyal y la Malva-Rosa. Casi tres décadas después, el tramo de Eugenia Viñes que confrenta con el Paseo Neptuno sigue en un estado muy precario. Se han derribado al menos dos viviendas semiderruídas, pero aún queda alguna más y está por resolver qué se hace con el gran solar donde estaba el circuito de «cars» de la Fórmula 1. Los hosteleros, por tanto, piden una intervención lo más urgente posible, pues «éste es el espejo de la ciudad y es una pena».

Cuando un ciudadano de Valencia o un visitante quiere acceder a las playas urbanas del norte de la ciudad lo primero que encuentra en la parte interior de Eugenia Viñes es un gran solar cubierto de cemento y algunas casas semiderruídas que contrastan sorprendentemente con la tradición de los restaurantes del Paseo Neptuno, situado en la parte litoral de Eugenia Viñes, y con el hotel Balneario Las Arenas, uno de los complejos más lujosos de la ciudad.

Ese gran solar ha sido hasta hace dos años una pista de «cars» montada para acompañar las actividades de la Fórmula 1. Y antes fue el lugar elegido para construir un complejo termal con piscinas cubiertas. Pero la crisis se ha llevado ambas cosas por delante y en la actualidad este enorme espacio de ubicación privilegiada sigue en la indefinición. Todo lo que puede verse es un cartel de Solvia, la inmobiliaria del Banco Santander.

A continuación y dejando enmedio un pasillo de vallas metálicas para acceder a la playa directamente desde la calle Montanejos y la calle del Omet, hay una casa semiabandonada y una zona ocupada por una escuela de trial que funciona a medio gas, según los residentes.

E incluso en la nueva rotonda que da acceso al paseo Marítimo y la Plaza Antonio Ferrandis quedan unos solares abandonados, todo ello acompañado de jardines poco cuidados y unas vías del tranvía cuyos alrededores dejan mucho que desear.

«Esto es una pena porque es el espejo de la ciudad», dice José Miguel Bielsa, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de la Playa de las Arenas, que asegura que en los últimos años se han dirigido varias veces al ayuntamiento para tratar el tema.

Al parecer, la idea del consistorio es abordar este espacio conjuntamente con el proyecto del Cabanyal, lo cual le parece bien. Es más, cree que la idea ya antigua de construir viviendas puede venir bien al barrio y a sus negocios, pues «ahora tenemos mucha gente, pero en invierno es otra cosa».

También cree que ayudaría a potenciar la Marina Real, sobre todo si se quitara „reivindica de nuevo„ la valla metálica que la separa del Paseo Neptuno.

Una zona próspera

Por su parte, Carlos Boga, director del Hotel Las Arenas, agradeció que se hayan derribado dos construcciones precarias, pero cree que hay que seguir avanzando. «A los clientes les sorprende que esto esté así», dice.

A su juicio, esta situación perjudica la imagen de una zona que en la actualidad «es de las más prósperas de Valencia». De hecho, cree que de aquí a siete años será la mejor zona de la ciudad.