Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La odisea de Miguel Lestón

Un valenciano del otro confín de Europa

El «Homero de Valencia» llegó con sus padres a la ciudad en medio de la II Guerra Mundial - Logró ser empresario, fundar su familia y habla valenciano de forma admirable

Un valenciano del otro confín de Europa

Valencia se estremece ante el problema de los refugiados que buscan su futuro en Europa. Realmente, estos movimientos de personas no son una novedad. Miles de hombres y mujeres han tenido que exiliarse a lo largo de la Historia por los más diversos motivos.

A Miguel Lestón lo podemos considerar el primer refugiado de la Valencia moderna. Su historia es tan épica como trágica y nos recuerda unos episodios impresionantes. Los roces entre continentes y culturas vienen de lejos, y este hombre sabio, al que es fácil encontrar paseando por su barrio de Montolivet charlando y departiendo amigablemente con sus vecinos como un venerable filósofo de la Grecia antigua, fue víctima y triunfador de uno de aquellos tortuosos procesos.

Miguel es de familia helena. Sus antepasados eran griegos que vivían en la parte griega de Asia, concretamente en la ciudad de Esmirna, morada de Homero. Bajo el Imperio Bizantino, de religión cristiana ortodoxa, hasta la época del Imperio Otomano, de credo musulmán, los Konduriotis vivían tranquilamente en unas tierras que eran suyas desde tiempos inmemoriales.

Turquía admitía igualmente musulmanes que cristianos, hasta que su regresión en la península balcánica y la aparición de estados como Grecia, transformaron esa convivencia en odio. El gobierno turco inició una política agresiva contra sus minorías políticas y los turcos de ascendencia griega tuvieron que salir rápidamente del país, yendo la mayoría de ellos a pedir asilo en Grecia.

Mucho se ha hablado del acoso genocida contra los armenios o los kurdos, pero apenas nada se ha dicho de este exterminio turco contra los griegos que estaban bajo su jurisdicción.

La familia de Miguel se trasladó desde Esmirna a Atenas precipitadamente. El abuelo Basilis desapareció misteriosamente, como cientos de compatriotas suyos. En Grecia intentaron reconstruir sus vidas, y en ese momento empezó la Segunda Guerra Mundial, con lo que el país se transformó en un polvorín. Ioannis Metaxás era dictador de Grecia desde 1936, pero cuando Mussolini quiso someterlo, defendió valientemente su país por encima de sus ideas fascistas. Los griegos expulsaron a los invasores italianos hasta Albania, teniendo que venir los alemanes en su ayuda. María, madre de Miguel, se había casado con un marinero gallego que propuso a la familia trasladarse a España. Para ello atravesaron toda Europa en pleno conflicto bélico, en trenes desvencijados y bajo la constante amenaza de las bombas de los aviones.

Miguel había nacido el 8 de julio de 1937, era un niño cuando vivió aquella odisea dramática que recuerda perfectamente, hasta el momento de atravesar la frontera franco-española, cuando llegaron a un territorio por fin en paz. Se instalaron en Muros de San Pedro, la Coruña, y al poco su padre los llevó a Valencia, pues era más fácil encontrar aquí trabajo. Su primera casa estuvo en la calle del Rosario, en el Canyamelar, y luego pasaron a la calle de los Ángeles en el Cabanyal.

Mediterráneo a tope, con raíces en la Turquía asiática y la Grecia europea, Miguel ya nunca se movió de Valencia. A los catorce años entró de aprendiz en una tienda de recambios del automóvil en la calle Colón, llegando en poco tiempo a ser contable y subdirector de la empresa. Su inteligencia natural le hizo dar un paso adelante y convertirse en autónomo, representante exitoso, llegando a crear su propio almacén en la calle Salamanca, que cerró porque sus hijos no quisieron seguir el negocio.

En la playa de las Arenas conoció a una suecana despampanante, que no sueca, rubia y de ojos azules: Asunción Grau. Se casaron en San Bartolomé y tuvieron cuatro hijos: Pablo, Olga, Miguel y Alejandro. Empezaron viviendo en Islas Canarias y luego compraron un elegante piso en Jacinto Benavente, justo enfrente del Palau de la Música.

Estudió, compaginando con el trabajo, Graduado Social y Peritaje Mercantil. Colaboró en muchos movimientos sociales y culturales. Habla el valenciano con una perfección admirable, así como el español y su griego natal. En su última etapa laboral lo reclamaron en el Museo de Ciencias. Después vino su plácido retiro en General Urrutia. En verano lo encontraremos siempre cerca del mar. Con sus suegros conoció la playa de les Palmeretes y luego adquirió un apartamento en el Mareny Blau.

El mar es el gran legado de sus antepasados, el vínculo con su presente. Nació al otro lado del «Mare Nostrum» y ahora nadie puede negar que es más valenciano que nadie.

Es nuestro primer llegado de Oriente. ¡Cuanto nos ha enriquecido su presencia en todas estas décadas! Verdaderamente Miguel Lestón es «el Homero de Valencia», pues en sus propias carnes ha vivido iliadas y odiseas impresionantes.

Compartir el artículo

stats