Aunque la EMT puso en marcha los cambios en sus líneas el pasado 26 de julio, el verano no ha servido para calmar los ánimos entre los vecinos que se consideran afectados. De hecho, la compañía ya tenía en cuenta que septiembre iba a ser el mes clave para evaluar las modificaciones ya puestas en marcha. También preveía que se intensificarían las protestas. Y así parece que será, después de que ayer la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia (FAVV), María José Broseta, anunciara que mantendrá su pulso con la EMT recogiendo más firmas. Ayer presentaron 850 del grupo Virgen del Carmen de Beteró, mientras llevan casi unas 5.000 entregadas en total (La Saïdia, Nou Moles, Tres Forques, etc).

Broseta volvió a denunciar que el proceso participativo fue «una tomadura de pelo», y apuntó sus críticas hacia el concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, y el de Participación, Jordi Peris. Del primero dijo que estudiarán en asamblea qué tipo de acciones harán para visibilizar su protesta.

La presidenta de la Federación de Vecinos negó incluso que los cambios estén funcionando bien como anunció la EMT. «Ellos dicen que no ha habido problemas y que ha habido incrementos. Efectivamente, han aumentado las tarjetas infantiles que son gratuitas, y las personas paradas. Pero a la Concejalía de Movilidad las personas no les importa, solo los tiempos, pero los tiempos tampoco son reales porque ha habido esperas de hasta 55 minutos en las pedanías. Esas líneas antes de la remodelación tardaban los mismos minutos, no se ha mejorado», dijo Broseta, que sin embargo no tuvo en cuenta que en las pedanías no se han modificado líneas ni tampoco que en verano funciona el horario estival con frecuencias más lentas.

Broseta también señaló que las modificaciones se van a ver «de verdad cuando empiecen los colegios» y se verá realmente «los minutos que dicen que se mejorará. Para los vecinos de esta ciudad no ha habido mejora», sostuvo.

«Desde la Federación de Vecinos vamos a seguir recogiendo firmas y más firmas. Si no sirve para nada, que no nos hablen de procesos participativos», denunció.

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Beteró, Aroa Haba, denunció que la modificación de la línea 31 les ha dejado «sin transporte público». «El cementerio y cinco centros educativos no tienen autobús al igual que el polideportivo. El 80% de la población del barrio es de la tercera edad y no nos pueden marginar de esa manera. Solo pedimos que se nos escuche, porque hubo rechazo unánime a los cambios», aseguró.