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El monestir de Sant Jeroni de Cotalba I

El monestir de Sant Jeroni de Cotalba I

Aocho kilómetros de Gandía, ante la gran belleza de este Monasterio me preguntaba si los valencianos conocemos nuestro patrimonio. Pensaba en otros bellos lugares que potencian magníficos festivales?

El monasterio se alza sobre el Tossalet de Cotalba (colina blanca) en lo que fue una alquería musulmana: Alfahuir. Una prolongada avenida de pinos lleva hasta la puerta de arco, sobre ella el escudo del fundador.

La mirada se adentra en la sólida fábrica de elevados muros, en cuyo centro se levanta, la torre mayor, alta y cuadrada con aspecto de fortaleza que trasluce el bello misterio de la intemporalidad.

Según crónicas, Pere March, mayordomo del Duque de Gandía, fue encargado de idear la edificación del monasterio.

La íntima relación con la familia March, queda reflejada en el enterramiento de varios de sus miembros en la iglesia, donde descansan los restos de las dos esposas de Ausiàs March, llamadas las tumbas de amor.

El primer duque de Gandía, Alfonso de Aragón, (Alfons el Vell) nieto de Jaime II, y primo de Pedro el Ceremonioso, trasladó a estos lugares a la comunidad de los Jerónimos de Xàbia. Los monjes habían sido secuestrados por piratas berberiscos. El duque pagó un enorme rescate y compró para ellos el lugarejo de Cotalba. La lápida incrustada en la gran torre, consigna la fecha de su fundación:«? á honor de Deu é de San Geronim».

El Duque, aficionado a la música y cultura, favoreció al monasterio llegándose a ser uno de los más famosos del reino. Su hijo Alfonso el Joven, impulsó el cultivo de la caña de azúcar, la industria? fomentado la cultura en la corte que albergaba a Ausiàs March, J. Martorell o Roís de Corella.

Las leyendas dan vida a la historia: en una fiesta de Corpus, los monjes tenían que asistir a la procesión de Gandía eran muy pocos, pero empezaron a salir monjes de carne y hueso de sus sepulturas. La comunidad figuró con gran lucimiento en la ciudad ducal: al regresar a Sant Jeroni, todos los resucitados retornaron de nuevo a sus sepulcros.

Nobles y reyes fueron atraídos por el monasterio: María Enríquez de Luna, viuda de dos Borjas nuera del Papa Alejandro VI, realizó grandes ampliaciones en el siglo XV. San Francisco de Borja lo frecuentó y su esposa Leonor de Castro, pasó sus últimos días en él.

Acompañado por la infanta Isabel Clara Eugenia y el príncipe heredero, Felipe II pernotó en la ceda del prior. Felipe III visitó el Monasterio con motivo de su boda en Valencia con la reina Margarita.

Tras la desamortización de Mendizábal lo adquirió Tomás Trenor Keating, que heredó Federico Trenor Bucelli y lo convirtió en explotación agrícola, acondicionando parte del monasterio como vivienda recuperando elementos originales.

Posteriormente, pasa a Federico Trenor Palavicino que también realizó importantes mejoras. Durante la guerra civil, se convirtió en hospital militar. Finalizada la contienda, su hija Mª Jesús Trenor invirtió toda su energía en la restauración del dañado monasterio. Se creó una oficina para la música que tuvo gran relevancia en la liturgia, y se renovó el órgano. El jazz aportó en la noche, un fascinante dialogo colectivo?

A través de diversas actividades cuyo principal exponente es el ciclo de conciertos, iniciado en 2005. Historia y cultura siguen vivas en este antiguo monasterio.

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