La fortaleza del turismo en nuestro país se ha manifestado con especial virulencia en los últimos meses. Hay comunidades como Baleares y ciudades, como Barcelona donde se habla ya de saturación. La llegada de visitantes de forma masiva ha saltado la barrera de la virtud para convertirse en un problema, un problema de convivencia con los vecinos y un problema de «over booking» que al final traslada una mala imagen del destino.
Nos preguntamos, por tanto, en qué momento se encuentra la ciudad de Valencia. ¿Cuántos turistas recibimos y cuántos somos capaces de recibir¿ ¿Estamos próximos a ese punto de saturación? Y la respuesta es «no». No estamos cerca, pero habrá que hacer una gestión «inteligente» del sector, con «predominio de la calidad sobre la cantidad», para que ese momento no llegue al menos a corto y medio plazo, porque el crecimiento de los últimos años es «importante».
Por establecer un punto de partida, bueno será recordar que Barcelona y Madrid están entre las 10 ciudades europeas con más pernoctaciones: 17, 7 y 17,9 millones respectivamente. Sólo les ganan Londres (77 millones), París (48), Berlín (30) y Roma (26). Y Valencia ha tenido el último año 4 millones.
El «cap i casal» está, por tanto, muy lejos de esas cifras, pero la evolución de los últimos años está siendo muy fuerte. Después de una época de vacas gordas coincidente con la Copa del América de 2007, los años posteriores fueron de bajada debido a la crisis económica y el descenso del turismo nacional.
Ha sido en los últimos años cuando el número de visitantes ha vuelto a ser positivo, muy positivo. Según explicó el director de Turismo Valencia, Antoni Bernabé, el ejercicio 2015 se cerró con 4,1 millones de pernoctaciones y para este año la previsión es acabar con cerca de 4,6 millones. Y es que el visitante internacional supera ya claramente al nacional y hay países que se están convirtiendo en grandes clientes. El turismo chino crece un 35 %, el holandés un 30 % y el de Estados Unidos un 14,6 %.
Es más, la previsión de Turismo Valencia es alcanzar los 5,5 millones de pernoctaciones en los próximos 4 años y seguir creciendo al menos en los próximos 15 ejercicios, como pronostican los principales organismos internacionales.
Gestión inteligente
Eso significa que el riesgo de saturación, aunque sea a medio plazo, existe y que hay que poner medidas para evitarlo. «Estamos en el punto de crecer de forma inteligente para no tener problemas en el futuro», dijo Antoni Bernabé.
La receta para ello es «apostar más por la calidad que por la cantidad, dejando de vender Valencia como un todo y ofreciendo productos diferenciados que atraigan un visitante de más poder adquisitivo». Según Bernabé, un producto con ese perfil es el turismo de congresos y se trabaja también en el turismo deportivo (maratones, deportes náuticos etc.).
Se trataría de superar el momento «low cost» que ha mantenido vivo el crecimiento de los últimos años, para avanzar hacia un modelo de mayor poder adquisitivo. Este año ya se ha notado claramente esa evolución después de muchos años de pérdida de rentabilidad. El precio de los hoteles ha crecido un 13 % y la rentabilidad de los mismos (RevPar) se ha disparado un 19 %.
Valencia, además, tiene que manejar correctamente los factores propios que ayudan positivamente o negativamente en lo referido a saturación. Un elemento positivo es que Valencia no es una ciudad al uso en lo que a zonas turísticas se refiere. Quitando las grandes urbes, la mayoría de las ciudades europeas tienen un polo de atracción centralizado o dos como mucho, en el que se concentran los visitantes hasta el punto de saturarlo. Ese es el caso de Barcelona, donde el casco antiguo o la playa comparten prácticamente un mismo espacio.
En Valencia, sin embargo, hay cuatro y hasta cinco centralidades diferentes. Está el casco histórico, dentro de un barrio, Ciutat Vella, que es uno de los cascos antiguos más grandes de Europa. Está la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Y están las playas urbanas, l´Albufera e incluso podría considerarse un eje turístico cultural todo el cauce del río Turia.
El centro gana
De todos ellos, sólo el centro tiene ocasionalmente altas concentraciones de turistas. De hecho, más del 90% de los visitantes de Valencia pasan por algunas de las calles o monumentos del centro. Los demás, están claramente despejados. Por la Ciudad de las Artes y las Ciencias pasa el 70% de los visitantes y le siguen en afluencia las playas del norte con la Marina Real Juan Carlos I.
El factor en contra es el descontrol de los apartamentos turísticos, un sector desregularizado al que el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana quieren poner coto con una nueva legislación.
Según la fuente que consultes, en la capital hay entre 600 y 2.000 apartamentos ilegales, lo que genera un turismo de bajo coste y de baja rentabilidad; importantes molestias a los vecinos, que han sido los primeros denunciantes de esta situación; e impide controlar con precisión el número de visitantes de la ciudad. Bernabé cree que si se conocieran los datos de estas viviendas, es posible que hubiera un millón más de pernoctaciones.
Si este factor desestabilizador se controla y se hace una apuesta por la calidad, «lo normal es que en los próximos años Valencia siga creciendo y el Turismo sea un elemento de dinamización económica antes que un problema».
