El primer apartahotel de diseño personalizado, domotizado y con un programa de inmersión en la cultura e historia local del barrio del Cabanyal-Canyamelar prepara su apertura para finales de este mes de septiembre. Tras superar un sinnúmero de trámites administrativos y no pocas vicisitudes, entre ellas la presencia y las pintadas contrarias a una supuesta gentrificación por parte de los grupos «okupas» que se han hecho fuertes en el barrio, la que podría considerarse la primera gran inversión hotelera privada en este castigado barrio marinero echará a andar en breve.

La impulsan los empresarios Emiliano García (Casa Montaña) y su pareja, Olga Juhasz, verdadera «alma mater» del proyecto, que han demostrado que los edificios modernistas del barrio, pese a su, en demasiados casos, estado ruinoso, aún pueden tener nueva vida y convertirse en un elemento clave para la revitalización del barrio.

Nada hacía pensar a estos emprendedores los problemas y trabas, sobre todo administrativas y de algunas empresas de servicios, que supondría poner en marcha este negocio cuando hace algo más de seis años compraron un edificio de 1898 de la calle barraca, de estética modernista y ubicado a pocos metros de la playa de las Arenas, para convertirlo en un pequeño establecimiento hotelero de diseño esmerado y dirigido a un público de nivel adquisitivo medio-alto que en sus viajes no busca solo sol y playa.

Olga está ultimando la oferta lúdica, gastronómica y cultural que, bajo el lema «Barracart be part», se ofrecerá a los clientes del establecimiento, donde están previsto visitas a bodegas y clases de español.

Las obras de rehabilitación del inmueble han supuesto una elevada inversión, en torno a los 850.000 euros, sin contar con los 40.000 euros que la pareja ha tenido que destinar a mantener en pie la estructura del edificio, muy deteriorada tras seis años esperando a que el ayuntamiento levantase el veto a las licencias de obras en el barrio. Emiliano García, un reconocido empresario del barrio que ha mantenido contra viento y marea su establecimiento como referente gastronómico en la ciudad, sufrió las consecuencias de la paralización de las licencias decretada por el anterior gobierno de Rita Barberá tras la suspensión por constituir expolio del patrimonio histórico del plan especial (Pepri) de la prorrogación de Blasco Ibáñez.

Emiliano García recurrió sin éxito en los tribunales la suspensión cautelar de licencias, que muchos vecinos y empresarios entendieron como un castigo contra la resistencia vecinal a los planes del ayuntamiento para el barrio.

Levante-EMV ha visitado el edificio histórico reconvertido en apartahotel, ubicado en el número 79 de la calle Barraca. El espacio interior se ha dividido en siete apartamentos (dos de ellos dúplex y otros dos adaptados para personas con movilidad reducida), equipados con cocina y de diseño personalizado, en el que se han empleado materiales nobles como la madera y donde se han conservado elementos originales como las paredes caravista, los pavimentos hidráulicos, creaciones de forja y lienzos y mosaicos.

«Son apartamentos pensados con cariño, donde hemos cuidado hasta el último detalle; las habitaciones cuentan con una pequeña biblioteca con libros para conocer la gastronomía y cultura locales, los cabeceros de las camas están personalizados, al igual que las lámparas», apunta Olga Juhasz, que se ha encargado personalmente de cuidar la jardinería, con jazmines chinos y trepadoras, de las jardineras instaladas en las terrazas y el acogedor patio interior de ambiente mediterráneo del edificio, que será utilizado como espacio común por los clientes.

El apartamento tiene control de acceso y cada huésped cuenta con un código para acceder a su apartamento. Aunque todavía no está cerrado, los precios por día oscilarán entre 110 y 120 euros.

Las obras las ha dirigido el arquitecto José Miguel García Agustín y las ha ejecutado la empresa Vainsa que ya ha retirado los andamios que cubrían el edificio y que han dejado a la vista una renovada fachada, con su gran balconada, que contribuye a mejorar la imagen de la histórica calle Barraca, donde también se están rehabilitando otras viviendas modernistas para destinarlas a alquiler.

Aunque Emiliano García y Olga Juhasz no se han acogido a las líneas de ayudas del plan de rehabilitación del Ministerio de Fomento que acaban de entrar en vigor en el barrio y que permitirán la rehabilitación de entre 300 y 400 viviendas, estas subvenciones han supuesto un aumento de la presencia de grúas y empresas de reformas en el barrio.

«Algo empieza a moverse», apunta Emiliano García, quien asegura que los vecinos y empresarios del barrio «no estamos aún contentos con la situación, pero sí ilusionados».