«Alternativas posibles». La reunión entre la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente y los labradores de la zona de l'Albufera a propósito de la quema de la paja del arroz acabó ayer en «entente cordiale» para el presente pero en diferencias de cara al futuro. La buena sintonía entre las dos partes se tradujo en el acuerdo de que se queme este año lo que necesiten los agricultores, eso sí bajo un severo protocolo que deberán coordinar los ayuntamientos a través de sus consejos agrarios. Se intentará así evitar que los problemas sanitarios por la propagación del humo afecten (como sucedió en años anteriores) a núcleos urbanos de la zona, con incluso incidencia en la ciudad de Valencia.

Los agricultores propusieron incluso que el control lo ejerza el Seprona. El secretario autonómico de Agricultura y Desarrollo Rural, Francisco Rodríguez Mulero, destacó la buena sintonía entre la dos partes y la voluntad de la conselleria de que los agricultores opten por la posibilidad de la quema hasta que se encuentre una alternativa, que se empezará a trabajar en octubre a través de un equipo técnico interdepartamental que buscará establecer medidas alternativas e incentivadas que permitan reducir esta práctica tradicional «en las próximas campañas hasta hacerla prescindible». Se buscará entonces la obtención de dos objetivos como son la viabilidad económico y social del cultivo del arroz en la zona de l'Albufera y la Ribera Baixa y conseguir que la quema de la paja vaya reduciéndose a medida que existan opciones menos agresivas con los núcleos urbanos cercanos.

La Confederación de Asociaciones Vecinales y de Consumidores recriminó «el incumplimiento reiterado e insistente» de los compromisos de los ayuntamientos, la consellería, la Unió de Llauradors y la AVA sobre la paja del arroz, entre ellos la construcción de una planta para compostar este material. La agrupación criticó que año tras año, mediante el argumento de que la prohibición de la quema de la paja del arroz dictaminada por la Unión Europea en 2008 «genera un proceso de descomposición de la materia vegetal que acaba con el oxígeno» del agua, «consiguen que se aprueben medidas extraordinarias y de emergencia que les permiten seguir quemando» este material «a costa de la salud de la población».

Sin embargo, localidades como Cullera argumentaron su solicitud de quema en el incremento desorbitado de la materia orgánica en los arrozales, por encima de los límites aceptables. El concejal del área, Marc Joan, aseguró que en algunas tierras del término municipal el porcentaje de materia orgánica llega hasta el 8,5 % cuando los niveles normales se sitúan alrededor del 3 %. «Hoy por hoy la quema es necesaria pero en el futuro las alternativa son posibles», dijo ayer Rodríguez Mulero.