El Santo Cáliz salió ayer de la catedral de Valencia para visitar la localidad de Carlet, una población de poco más de 15.000 habitantes y perteneciente a la comarca de la Ribera Alta. La reliquia solamente ha abandonado del templo del «Cap i Casal» seis veces desde el año 1.959. La última tuvo lugar en 2006, cuando el entonces papa Benedicto XVI la utilizó en el V Encuentro Mundial de las Familias celebrado de forma multitudinaria en la capital del Turia.

Ayer, la copa de tono rojizo que cambia según la luz que recibe fue testigo de excepción de una misa de campaña que presidió monseñor Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, junto a otros once representantes del clero en la Plaça del Convent. No en vano, un matrimonio del municipio escondió el cáliz durante la Guerra Civil para —en palabras del cardenal— «evitar una profanación y destrucción seguras».

De hecho, el máximo mandatario de la iglesia valenciana agradeció por partida doble lo sucedido a los descendientes de Bernardo Primo y Lidia Navasquillo, pareja que protegió la reliquia. Primero lo hizo durante la homilía oficiada ante cientos de personas en el centro de la localidad: «Ellos expusieron su vida a la muerte por salvar la más preciada reliquia en la que Jesucristo nos entregó su sangre redentora. Gracias, sin vuestra familia el Santo Cáliz no estaría hoy aquí, en Carlet».

Luego también lo hizo personalmente, durante la procesión que siguió a la misa y comenzó a las seis de la tarde. En una de las paradas del recorrido, el anda dio una vuelta completa y las setenta personas que la llevaban enfilaron la antigua calle Padilla, hoy conocida con el nombre de calle del Santo Cáliz en honor a la residencia donde el sagrado vaso fue custodiado.

Antonio Cañizares departió de forma personal con Daniel Gómez, nieto del matrimonio. El descendiente atendió a Levante-EMV y explicó que «la de la copa en mi casa es una historia que se cuenta mucho en la familia, pero no se conoce tanto en el pueblo. Siempre he vivido en esta residencia, siempre he sabido donde estuvo escondida».

La alcaldesa, ausente

La cita de ayer congregó a gran parte de los residentes del municipio de la Ribera Alta. Una de las ausencias más comentadas fue la de Maria Josep Ortega, alcaldesa de la localidad y diputada por el grupo Compromís. Sin embargo, el evento si contó con la presencia de los tenientes de alcalde de Compromís y PSPV.