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En noviembre de 1936

La primera cumbre valenciano-catalana

La protagonizó el President de la Generalitat Catalana Lluís Companys junto al alcalde de Valencia José Canó, acompañados por el camarada soviético Berinenko

La primera cumbre valenciano-catalana

Ximo Puig y Carles Puigdemont han escenificado el primer encuentro diplomático importante entre Cataluña y Valencia desde que se reinstauró la democracia en España. Por fin parece haberse establecido una relación en plano de igualdad, reconociendo ambas partes su capacidad de actuar, y nadie ha hablado de «Països Catalans» ni de la «llengua comú». Ha sido una cumbre que en terminología de Nicolau Primitiu, inventor del vocablo «Bacaval» que recordaba la fórmula del «Benelux» (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) , bien podía haberse denominado cumbre «vacal» o quizás mejor «caval», pues también ha sido muy «cabal». Se repetirá cada seis meses, incluso si Cataluña se hace independiente. Esto es muy importante, pues recordemos que nosotros disfrutamos en nuestro Estatuto autonómico de la maravillosa «Cláusula Camps» que permitirá que si Cataluña se independiza, Valencia inmediatamente pueda hacer lo mismo, en uso de tan virtuosa disposición. Sería una cumbre de estados independientes donde podrían adoptarse medidas óptimas para ambas partes.

Sin embargo, no se ha inventado nada nuevo. En noviembre de 1936, en plena guerra civil, ya existió una primera cumbre «caval» entre Cataluña y Valencia. La protagonizó el President de la Generalitat catalana Lluís Companys presentándose en Valencia con varios miembros de su gobierno no para someter Valencia a ninguna estrategia imperalista sino sencillamente para dar un abrazo de fraternidad a los hermanos valencianos. Como en Valencia no existía Generalitat Valenciana asumió la representación de toda la región el ayuntamiento presidido por José Canó Coloma y el alcalde delegado Rodríguez Tortajada. Estuvieron presentes los miembros del «Consell Valencià»que sustituyó a la Diputación de Valencia y los soldados soviéticos que habían acudido en auxilio de la República.

Existe una fotografía histórica muy poco difundida -no la hemos encontrado hasta ahora en Internet- en la que se observa, juntos, al alcalde de Valencia, al President de la Generalitat Catalana y al «Camarada Berinenko», Comandante del buque soviético «Zirianin». Los tres enarbolan entusiásticamente una Senyera valenciana con franja azul y corona. Lo cortés no quita lo valiente. En aquellas circunstancias, pese a la disensiones que existieron después, la bandera tricolor representaba a toda la región valenciana.

Los actos de confraternización «valenciano-catalana» fueron todo un éxito. Los periódicos de la época describen todos los acontecimientos desarrollados, tanto en Barcelona como en Valencia. Se celebraron dos partidos de fútbol en las respectivas capitales, y en cada una ganó el equipo local, así no se enfadó nadie. Antes de iniciar la competición desfilaron los jugadores portando las banderas de ambas nacionalidades. En la foto correspondiente se puede leer que el cortejo estaba presidido por la «bandera catalana» (la cuatribarrada a secas) y la «Senyera valenciana» (la cuatribarrada con franja azul). Es curioso que el periodista reserve el nombre de «Senyera» para el emblema valenciano y a la catalana la denomine simplemente "bandera".

En noviembre de 1936 «Las Provincias» no se publicaba. Es El Mercantil Valenciano el diario encargado de relatar las incidencias de la cumbre. Curiosamente hubo otro gran periódico valenciano, «La Correspondencia de Valencia», que se volcó en el acontecimiento y le dedicó grandes titulares y fotografías, como «La ´separatista´ Cataluña viene a dar un abrazo de confraternidad a Valencia», titular que podía haberse utilizado la semana pasada ante el encuentro Puig-Puigdemont con idéntica carga irónica.

«La Correspondencia», que había sido un diario de derechas, fue incautado durante la guerra por la UGT y el PSOE. Era por tanto el órgano oficial y oficioso del socialismo valenciano durante la guerra. Sorprenden, ochenta años después, las magníficas arengas valencianistas que han desaparecido de las publicidades socialistas. Por ejemplo, el PSOE afirmaba en aquellos tiempos, el 19 de noviembre de 1936: «La Senyera, auténtica bandera valenciana por democrática, por amparadora de las legítimas ansias de Libertad, es el exponente máximo de los republicanos valencianos, de los valencianistas de izquierda».

Cuarenta años después, en 1976, el PSOE cedió a las expectativas intelectuales del fusterianismo y pasó a considerar la misma bandera como símbolo del «búnker barraqueta» heredero del régimen de Franco. Nunca podrá agradecer la derecha valenciana este gran favor que el socialismo moderno le hizo, al regalarle la enseña que antaño había sido suya.

Lo comentamos ahora porque la cumbre valenciano-catalana de la semana pasada tuvo la máxima categoría política, y sin embargo le faltó la sentimental. En 1936, al acabar los actos de aquella cumbre, se interpretaban sucesivamente el «Himne Valencià» y «els Segadors». Actualmente el «himne» valenciano está tan mal visto como la Senyera, y se procura huir distraidamente de ellos, cuando paradójicamente son más oficiales que nunca.

Nos tememos que la tan necesaria cumbre se puede convertir en munición política del anticatalanismo más beligerante, y eso se hubiera podido evitar fácilmente colocando las dos banderas en plano de igualdad, como en 1936, y a los políticos de ambas nacionalidades juntos ante ellas. El PSOE sigue teniendo miedo de hacer ostentación de la Senyera, porque desconoce que era su bandera emblemática hace 80 años. Le falla la memoria histórica.

Para finalizar conviene recordar que el máximo homenaje que Valencia le rindió a Cataluña fue bautizar con el nombre de «Plaça de la Generalitat Catalana» la plaza de Cánovas del Castillo, en plena Gran Vía, con un patriótico discurso al alcalde Cano Coloma. Actualmente no se han atrevido a tanto. Mucha promesa de limpiar el callejero se hizo, pero nada se ha cumplido. No es que no exista la plaza de la Generalitat Catalana. Es que ni siquiera existe en Valencia la plaza de la Generalitat Valenciana. Así somos, así nos va.

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