La recepción de una carta anónima manuscrita que aportaba indicios sobre el paradero del instrumento de metal, pero no su procedencia, impulsó la investigación que llevó a cabo el Grupo de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional Adscrita a la Comunitat Valenciana. Antonio López, jefe del equipo, recordaba la hazaña que supuso localizar el origen del objeto, de 50 centímetros de alto y otros tantos kilogramos, ya que no se había producido ninguna denuncia respecto a su desaparición. La operación incluyó la visita a «diferentes iglesias» y «hablar con la Policía Local» pertinente. Finalmente, gracias al apoyo del catálogo de campanas valencianas que ofreció un particular, pudo identificarse su lugar de pertenencia.

El autor material del hurto declaró que sustrajo la campana del actual edificio de Tesorería durante el año 2000, mientras trabajaba para una subcontrata que realizaba trabajos de rehabilitación en el interior del inmueble. El individuo necesitó retirar una tuerca de grandes dimensiones que la sujetaba por su parte superior para trasladarla y, con el propósito de transportarla a su domicilio, utilizó su furgoneta.

La campana, que no ha sufrido ningún desperfecto, permaneció allí durante 16 años hasta que el Grupo de Patrimonio Histórico la encontró «tapada con una manta» en el almacén de la vivienda, tal y como ha explicado López. Nadie se «percató» en su día de la desaparición del objeto debido a que, tanto este como los otros, había dejado de sonar. Así, tras la reforma que se efectuó en el edificio, la desaparición pasó inadvertida.

Según indican los archivos de la Tesorería General de la Seguridad Social, en la «Casa del Chavo» había cinco campanas comunicadas con el reloj mecánico, situado unos metros más abajo: las cuatro pequeñas tocaban los cuartos y, la mayor, las horas. Todas ellas se encontraban colocadas en una pequeña estructura metálica, visible desde la calle.

En la actualidad, solo permanece instalada en el edificio una sola campana. Aunque una de las que marcaban los cuartos se entregará al Director Territorial de la Seguridad Social, que la solicitó por escrito, para volver al inmueble donde se ubicaba originalmente, todavía faltan otras tres.

La «Casa del Chavo» se construyó durante 1928 en la avenida de Amalio Gimeno, conocida actualmente como la avenida Marqués de Sotelo. Se trata de un edificio de estilo casticista que diseñó el arquitecto Enrique Viedma Vidal con el propósito de albergar la Caja de Previsión Social. Carlos Souza Álvarez de Toledo (1892-1937), Marqués de Sotelo y alcalde prerepublicano de Valencia entre 1927 y 1930, inauguró el edificio. Debido a que los trabajadores pagaban un «chavo» (10 céntimos de peseta) como cotización para los fondos de protección social, enseguida fue conocido bajo ese nombre. El edificio es la sede de la Tesorería Territorial de la Seguridad Social.