Algún día serán ellos los que sostengan la fiesta de Moros y Cristianos en la ciudad de Valencia, esa tradición que tiene poco arraigo todavía y que está en fase de crecimiento. Ayer fueron cerca de 150 los niños que, con trajes vistosos y más voluntad que ortodoxia -no se les puede pedir mucho más- recorrieron las calles Caballeros y Serranos. Son de esas cosas curiosas que se encuentran los visitantes, propios y foráneos, para sorpresa general. El cortejo se abría paso por el recorrido (éste más largo ya que el de la primera edición) entre asombro de unos y gusto de otros: los padres y abuelos de cada niño, que se distinguían a la legua cámaras en ristre. Son los niños de las secciones infantiles de algunas de las comparsas, la fallera mayor infantil de 2015, María Donderis y su corte, bailarinas, músicos, alguna carroza y hasta una catapulta.

Las fiestas de Moros y Cristianos continuarán hoy a tiro limpio: los arcabuceros recorrerán, desde las once y media, las plazas de la Virgen y Manises y Torres de Serranos.