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La 'tercera vía'

Mediación, la mejor arma de la Policía Local

Sólo en los seis primeros meses del año se han realizado 244 intervenciones, de las cuales 171 han sido exitosas - Se trata de una «tercera vía» para resolver los problemas más allá de las clásicas opciones de denunciar o aguantarse

Mediación, la mejor arma de la Policía Local

­La mediación es, sin duda, la nueva vía utilizada en todo el mundo para resolver problemas y la Policía Local Valencia puede decirse que es pionera en este campo. Cuando en el año 2009, dentro del proyecto europeo Safeland, se creó el primer servicio de mediación en la ciudad nadie podía imaginar que seis años después tuviera una implantación total y arrojara resultados tan relevantes. Sólo en los seis primeros meses de este año se han realizado 244 mediaciones, de las cuales 171 han sido positivas. Unos casos que de otra manera se hubieran enquistado en el tiempo o hubieran acabando colapsando los juzgados.

Según explicó Antonio Berlanga, coordinador de este servicio en la Policía Local de Valencia, el proyecto puso sus cimientos en el barrio de Nazaret, donde se dio a conocer tanto a los agentes como a los vecinos. Y una vez consolidado, se exportó a otros barrios hasta llegar finalmente a tener un grupo específico en cada una de las siete unidades de distrito en que está dividido el cuerpo.

El objetivo es «resolver conflictos de forma pacífica, dialogada y extrajudicial mediante la intervención de un tercero neutral e imparcial que facilita la comunicación para alcanzar un acuerdo si las partes lo desean», explica Berlanga.

Cuando uno de los retenes policiales o un agente de proximidad recibe una petición, el coordinador del grupo lo analiza y en caso de ser apto para la mediación, lo manda a los policías de barrio para que inicien el proceso. «Es un elemento más del trabajo de la policía de proximidad», según el coordinador del servicio, que asegura que lo normal es resolver el caso en un máximo de tres sesiones.

No pasan el filtro los conflictos en los que una parte es la administración. Tampoco los asuntos que están judicializados, ni los que tengan carácter económico o monetario, ni los que tengan como protagonistas a alguna persona con patologías psíquicas. También está prohibido por ley mediar en los casos de violencia de género. Y obviamente quedan fuera aquellos en los que alguna de las partes no quiere participar.

Los que sí son aptos para tratarlos amigablemente son los problemas de convivencia social o vecinal, los problemas de ruidos o las molestias por obras, así como los rifirrafes por mascotas, la insalubridad o la ocupación de los espacios públicos.

La estadística

Según los datos referentes a este año, de las 244 mediaciones puestas en marcha, 171 (85%) han tenido un resultado positivo y apenas 23 han sido negativas. El problema más habitual es el del ruido en todas sus modalidades, sobre todo ruidos que molestan a los vecinos, asegura Berlanga.

Le siguen las molestias de las mascotas, los problemas con las fallas o el uso del espacio público. Es muy habitual el tema de las canchas deportivas, dice el portavoz policial, que sitúa también entre los problemas más habituales la salubridad de las viviendas, generalmente «Diógenes».

«Cuando el tema viene de lejos es más difícil de resolver, por eso tratamos de abordarlo lo más rápidamente posible. Esa es la clave del éxito», asegura Berlanga, según el cual, cuando se consigue un acuerdo se hace un parte y un seguimiento a los 15 y a los 45 días que viene a reforzar el pacto. La estadística dice que en el primer semestre del año hubo 24 acuerdos que se plasmaron por escrito (suelen ser multiparte) y139 que fueron verbales.

En definitiva, la mediaciones son «la tercera vía» para la resolución de los conflictos, que hasta ahora sólo tenían como salida denunciar o no denunciar. «Las estadísticas son orientativas, el valor de la mediación es que es una herramienta preventiva y proactiva. Es un cambio en la acción policial. Antes de que las cosas pasen, intervenimos nosotros», explica el coordinador del servicio. Además, «se fomenta la convivencia y la tolerancia», por lo que el sistema, ya consolidado en Valencia, tiene visos de seguir creciendo por la vía de la especialización, con un tratamiento específico para grupos de jóvenes a través de las redes sociales. El campo es aún muy grande para seguir creciendo.

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