Un día después de que el Ministerio de Hacienda aprobara un plan de 30 millones para el Cabanyal en los próximos cinco años (15 serán de fondos europeos y otros 15 los aportará el Ayuntamiento de Valencia), los vecinos tienen claro que más allá del dinero y de las obras, imprescindibles para recuperar el barrio, lo principal y urgente es recuperar la convivencia y la paz social. En una palabra, los vecinos quieren acabar con los ruidos nocturnos, la droga, las ocupaciones de viviendas y «las gallinas por la calle», problemas que históricamente han provocado algunas familias gitanas y que en los últimos años se han acrecentado con la llegada de numerosas familias rumanas y jóvenes antisistema.

Nada más conocerse el plan, presentado por el alcalde, Joan Ribó, y el concejal de Participación Ciudadana, Jordi Peris, el gerente de Plan Cabanyal, Vicent Gallart, y el portavoz de Salvem el Cabanyal, Faustino Villora, advirtieron de que esta lluvia de millones, a los que hay que sumar otros tanto procedentes del ARRU y del Plan Confianza, no contentará a los vecinos si nada cambia a su alrededor. «Si les arreglamos la calle y luego al lado tienen una casa degradada y ocupada, yo creo que no se van a dar por satisfechos», advertía Gallart.

Y así es. Ayer, la presidenta de la Asociación de Vecinos del Cabanyal, Pepa Dasí, recordó que «últimamente hay más ocupaciones y peor ambiente». «La convivencia por la que llevamos años luchando ha ido a peor. Por mucho dinero que entre, si no se ponen medidas para que no haya fiestas por las noches y vayan las gallinas por la calle no habremos hecho nada», explicó.

Policía y realojamientos

A su juicio, es urgente que se respeten las nomas de convivencia, para lo que pide mayor presencia policial, una actuación decidida de los servicios sociales y que estas personas sean realojadas en otros barrios de la ciudad. «La gente ya no puede ni siquiera descansar», asegura Dasí, que pide una intervención «de pleno» al menos en las «tres calles» donde se concentra el problema.

También la asociación «Si Volem», partidaria aún hoy en día de la prolongación de Blasco Ibáñez, cree que la paz social es lo primero, una paz que se ha ido perdiendo paulatinamente por el bloqueo de un proyecto que, a su juico, hubiera regenerado el barrio. «Si esto se hubiera hecho hace veinte años no se habría llegado a esta situación», aseguran fuentes de la entidad.

Tal es la situación, dicen, que «los rumanos han hecho buenos a los gitanos» y «cuando una persona viene a invertir y ven los vecinos que tienen, se marcha corriendo».

A su juicio, hay que «diversificar la pobreza» por el resto de la ciudad y al mismo tiempo acabar con la especulación que está habiendo en el barrio. «Nos parece bien la inversión, pero lo primero es esto», dicen.