El proyecto de ampliación de la V-30 es una apuesta por el tráfico rodado de vehículos privados, algo en clara contradicción con el transporte público. Esa fue una de las principales conclusiones a las que llegaron todos los intervinientes ayer en el debate sobre el transporte metropolitano en el Club Mercantil Diario Levante. María José Broseta, la presidenta de la Federación de la Asociación de Vecinos, era contundente al señalar que si pudiera decidir el destino de los 145 millones de euros de Fomento no irían a la V-30. «Yo me hubiera llevado ese dinero para acabar la línea de la T2, que tanta falta hace para acabar de conectar Valencia». Broseta, además, abogaba por inyectar «financiación a la Autoridad Metropolitana del Transporte para dar servicio a Valencia ciudad y a todos los pueblos». «Aunque es cierto que la V-30 se colapsa muchas veces, con las ampliaciones lo único que se consigue es que entren más coches a Valencia ciudad, congestionando el tráfico urbano», comentaba.

En ese punto, Giuseppe Grezzi, concejal de Movilidad Sostenible, recordaba que las inversiones de Fomento «son un derecho de los valencianos al que no podemos renunciar. pero también nos merecemos una subvención al transporte público». Grezzi sí dejaba claro en cambio que la V-30 deberá tener unos carriles VAO „ vehículos de alta ocupación „, y así lo pedirán al gobierno.