La Casa de la Sirena o «Serena», un palacete rural de estilo renacentista al borde de la ruina, podría volver a tener vida y uso de la mano de un inversor privado que acaba de arrendar el edificio protegido para destinarlo a la celebración de eventos. El promotor es el empresario hotelero Santiago Máñez, dueño del hotel del Palacio del Marqués de Caro de Valencia, que ya ha presentado su propuesta a los alcaldes de Alfara del Patriarca y Benifaraig, pedanía de Valencia. Máñez buscaba un edificio con jardín en un entorno de huerta para la celebración de eventos y la Casa de la Sirena «es perfecta para esto».

El empresario contacto con los dueños del edificio, una familia de Carpesa, con los que ha firmado un arrendamiento a largo plazo del palacio, que lleva años en situación de abandono pese a estar declarado Bien de Interés Cultural. Mañez no concretó a este diario el coste económico de la restauración del edificio. El promotor ha encargado los estudios previos a un profesor de arquitectura de la Universidad Politécnica. Su idea es que el arquitecto que restauró el palacio del Marqués de Caro y lo adaptó al actual uso hotelero, Francisco Jurado, sea el mismo que restaure la Casa de la Sirena. «Vamos a hacer una rehabilitación muy respetuosa del edificio y del jardín renacentista». «El edificio ha pasado por muchas manos y sufrido varias transformaciones». El promotor ha contactado con la paisajista valenciana María Teresa Santamaría y con el experto en arquitectura rural Miguel del Rey para que le asesoren a la hora de recuperar los elementos originales del palacio, entre ellos, el jardín ,que será uno de las piezas clave de este nuevo establecimiento hostelero.

La propuesta de este empresario incluye un restaurante de próximidad para lo cual ha arrendado varias parcelas de huerta que hay alrededor del palacete que abastecerán las cocinas de su establecimiento. La intención de Máñez es cultivar, en colaboración con agricultores de la zona, productos de temporada pero también recuperar otros que se han ido perdiendo como la viña.

La Generalitat declaró en 2004 la Casa de la Sirena, que recibe este nombre por el relieve de mujer con cola de pez que preside la entrada principal, Bien de Interés Cultural «por su gran valor formal y espacial, así como histórico y artístico» y por «ser unos pocos ejemplos de la construcción palaciega rural del siglo XVI». Ya en 1983 el Ministerio de Cultura la había declarado monumento artístico. Pese al valor histórico del edificio, de titularidad privada, la restauración del mismo no llega. Sus propietarios, que llegaron a poner a la venta esta joya del Renacimiento, parecen haber encontrado ahora un proyecto viable. La Casa de la Sirena pertenece al término de Alfara del Patriarca, sin embargo, está más próxima a Benifaraig. Esta situación fronteriza así como las limitaciones presupuestarias son algunos de los argumentos esgrimidos por los ayuntamientos implicados para no acudir al rescate de este edificio, uno de los bienes patrimoniales catalogados en el Plan de Acción de la Huerta, ahora en exposición al público.

Tal como publicó este diario, la Casa de la Sirena es propiedad de la familia Sales Belenguer, que antes de la crisis ya recibió algunas ofertas que no cuajaron para reconvertir el edificio en espacio para eventos «con encanto».Antes había pertenecido «a la rama menor de la familia señorial que enlazó con los Ferragut. La Casa de la Sirena fue palacio señorial de los Ferragut, y antes de los Pallarés, Alegret y Perelló. Los expertos definen el edificio como «un bello ejemplo de cómo eran las casas rurales de la aristocracia del reino en el esplendor del imperio tras la muerte de Felipe II».