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Renaixença

Renaixença

Assumiràs la veu d'un poble/?..Allò que val és la consciencia/ de no ser res sino s'és poble. Cada 9 de Octubre el poema de Estellés vibra dentro de mí espontáneamente y me siento pueblo de mi pueblo.

Me gusta que se celebre con las puertas de museos y palacios abiertas a nuestra cultura, historia y tradiciones.

Me sentí identificada con las palabras de nuestro Alcalde: «Los valencianos somos un pueblo solidario y ahora reivindicativo». Y me alegra que el Señor Ribó se ponga al habla con el Arzobispado para organizar tiempos y actos donde se establezca respeto y convivencia entre laicismo y religión.

La triste situación del PSOE desazona, como si crujieran los cimientos. Un señor de Galicia y, otro de de Madrid, se frotan las manos? Podemos amenaza al POSE con replantearse los pactos autonómicos si se abstiene en la investidura de Rajoy ¿chantaje?

Mi mirada se fija en la época de la Renaixença, hacia finales del XIX. Aquel movimiento ideológico y cultural fortaleció nuestra conciencia como pueblo. Me gusta el sentido de la palabra.

No fue fácil la colaboración entre los dos grupos de renacentistas valencianos. El de Llorente-Querol, universitarios, patricios y conservadores y el de Escalante-Llombart, autodidactas, botiguers y menestrales republicanos. Igual Úbeda comparaba sus divergencias con los del "mester de clerecía" y el «mester de juglaría» de la literatura castellana primitiva.

Existían dos corrientes opuestas: el moderantismo encarnaba las figuras literarias vernáculas: Teodoro Llorente y Wenceslao Querol, hijos de la burguesía valenciana que se había establecido en la época moderada y, el progresismo representado por Escalante-Constantino Llombart, quien tuvo las ideas muy claras sobre la problemática de la Renaixença, ¿intuyó quizás, el problema lingüístico/ político que se iba a crear? Sin traicionar sus concepciones políticas, se dedicó plenamente a la causa de la Renaixençia espiritual del País. Desarrolló una actividad intensa como fundador de Lo Rat Penat, una sociedad que a pesar de sus diversas crisis internas, prestó y hubiera prestado a la Renaixença inmensos servicios de haber continuado en su verdadero y nuevo concepto de la cultura valenciana: el deseo de recuperación del pasado histórico y la identidad civil de todos los valencianos. El «blaverismo» lo adulteró.

La actividad principal de Lo Rat Penat fue, desde 1879, la celebración anual dels Jocs Florals; la pomposa fiesta mayor de las letras valencianas. Se creó imitando los que se hacían en la Edad Media y aunque fueran de escasa calidad, resultaron imprescindibles para dar a conocer a los autores literarios de la época, especialmente a los poetas. Noble lección de los renacentistas que, a pesar de las facilidades que el castellano les brindaba, por una afirmación patriótica, usaron la lengua propia.

Como en toda sociedad hubo tensiones. Llombart y Llorente militaban en bandos políticos radicalmente opuestos, lo que les llevaba a sostener conceptos diferentes, pero supieron deponer toda discrepancia en la junta directiva de 1888 que reunió a los valencianos más importantes de ambos lados.

Asistí en el Principal a «Cantem Valencià: Veus i Cants del Paìs Valencià» organizado y dirigido por Lluís Miquel. Y me sentí pueblo de mi pueblo.

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