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Divagaciones

Las grandes compañías, ¡Ay!

Las grandes compañías, ¡Ay!

Aconseja J. Fuster: «Procureu no irrita-vos mai. O, en tot cas, procureu no irritar-vos massa». Movistar me había vendido un aparato para tener siempre wifi: „Es mejor que los antiguos pinchos„ me habían asegurado, pero ¡ay!, palabras de las grandes compañías suelen llevar a engaño. Humildemente llamé a Movistar, (¡error! no hay que demostrar humildad ante el Poder). Por experiencia, de otras veces, cuando empezó la voz metálica indicándome el número que tenía que marcar, según lo que requería, me callé. El silencio les inquieta. „Le va a atender un operador„ Las ondas absorbieron al operador. Vuelta a llamar. Siempre da resultado decir: Páseme con bajas. Amablemente preguntan: ¿Cuál es el problema? ¡La irritación! y amenazo con cambiarme de compañía. ¿Cuál es la causa? Le cuento que estoy en la playa, que me han vendido un aparato para acceder a internet y no lo logro „vaya a una tienda de Movistar„ ¿Hay tiendas en la playa? Le paso con un técnico. La cinta grabada me amenaza: Por seguridad todo lo que diga podrá ser grabado. Intento explicar mi problema, la voz de una chica joven habla con tecnicismos incomprensibles. „Lo que€ -Déjeme hablar„ ante su rotundidad balbuceo: Perdone, no la entiendo. Espere un momento. Noto que pregunta a alguien, que cuchichea€ por mucho que pego el oído al aparato no oigo. De pronto suelta: Enchufe el aparato al Wifi. ¿Perdón? Si tuviera wifi no estaría hablando con usted. Espere un momento. Mire, no€-Como sé que me están grabando, digo cortésmente: «A estas horas debe estar usted cansada, ¡y€ yo estoy agotada! Voy a colgar, no puedo soportar más la ineficacia. Buenas noches, y cuelgo.

Llamo a un amigo, licenciado en informática y quedo con él en Valencia. De nuevo Movistar, la misma retahíla€ Por fin se pone un técnico, la cara de mi amigo es de asombro. -Gracias- y cuelga. Ni sabe ni entiende, mañana vamos a movistar a la plaza del Ayuntamiento nada más abran- La cola de estas tiendas siempre es enorme. Tenemos surte está Diego. Le enseño el aparato, „es muy bueno„ comenta. Mi amigo le pone al corriente; hablan de profesional a profesional€ En un momento, una clave y solucionado. Diego me da su e-mail, -si necesitas algo me escribes- ¡Bendito Diego, que lleva un precioso tatuaje en el brazo!

De pronto Iberdrola entra también en acción. Surrealismo total. Se corta la luz. Han cambiado los contadores sin comunicarlo. La extrañeza del desconocimiento me invade. Tiene poca potencia, me dicen al otro lado del teléfono, busque a un instalador, autorizado por Iberdrola para que emita un boletín. ¿No me pueden ustedes mandar un técnico? No tendríamos bastantes técnicos, Iberdrola subcontrata y si hay algún fallo, no es de la Compañía.

Llama un técnico autorizado de una importante aseguradora e intenta, al mismo tiempo, venderme su seguro.

No salgo de mi asombro€ Hablo de nuevo con Iberdrola, toman datos€ No me admiten el dichoso boletín, le llamaremos, dicen€ Mientras, vivo sin vivir en luz ¿En qué siglo estamos?

Iberdrola cada x tiempo cambia los contadores por ley, contadores baratos que manejan informáticamente. Las máquinas sustituyen a las personas, el recibo de la luz sube y el poder de las multinacionales es infinito.

«La ira resulta antihigènica», escribe Fuster.

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