El Palmar acoge este fin de semana varias actividades impulsadas por la Fira de l'Albufera — que cumple su quinta edición—, y ayer contó con una mesa redonda en la que pescadores y expertos debatieron sobre las necesidades y problemas del Parque Natural.

Bajo el título «Preservar una realidad física, ¿Cómo? ¿Para qué?», se llevó a cabo una serie de pequeñas exposiciones por parte de varios expertos como Enrique Navarro, colaborador de Gestió Albufera Universitat de València; Isaac Blasco, de la Oficina Técnica de Gestión del Parque Natural; así como el coordinador de la Cátedra Tierra Ciudadana de la Universitat Politècnica, Sergi Escribano; Amparo Aleixandre, secretaria del GALP Albufera-Gandia; la profesora en sociología y antropología social de la UV, Beatriz Santamarina; además de la antropóloga de la Universidad Católica, Ángela Calero.

Durante casi dos horas expertos, pescadores y vecinos debatieron sobre las necesidades del lago y al menos varios coincidieron en una de ellas y que se podría resumir en la frase lanzada por el moderador Luis Marco: «Tres per al sac i el sac a terra». Es decir: descoordinación. Concretamente acusaron de este problema a las diversas administraciones que toman las decisiones sobre el parque como son la Confederación Hidrográfica del Júcar, las conselleries, los ayuntamientos y la Junta de Desagüe. Esa fue una de las carencias esgrimidas por el experto Isaac Blasco, quien señaló que «falta coordinación y comunicación» entre las administraciones. Así, recordó que, por ejemplo, a la hora de tomar decisiones para los agricultores a veces no se tienen en cuenta las necesidades de los pescadores, por lo tanto cada decisión afecta orgánicamente al resto de personas que conviven en l'Albufera.

También destacó la falta de «instrumentos normativos» y recordó el Plan Rector de Uso y Gestión que fue derogado parcialmente. Cabe recordar que la Generalitat Valenciana trabaja en un decreto para la protección del parque que acabe con esa incertidumbre legal que hay. Asimismo, Blasco añadió el problema del agua, cuyos niveles calificó como «extremadamente bajos».

También Amparo Aleixandre, de la Comunidad de Pescadores y secretaria del Grup de Acció Local Pesquera (GALP), insistió en la «descoordinación». «Como dicen en el Palmar... aquí no hay Dios que se aclare. Instamos a quien corresponda a que haya una coordinación para la gestión. Hay muchos problemas que son más fáciles de resolver de lo que parece», sentenció.

La paja y «els ullals»

Cómo no, también surgió a relucir el problema de la paja, que ahora sí se permite quemar. Así, uno de los vecinos, Paco Casany, señaló que «la paja si no se recoge o se quema, es veneno» y señaló que desde que se quema ha mejorado la calidad del agua y la cantidad de anguilas pescadas. Por su parte, Enrique Navarro de la UV, recordó las investigaciones realizadas en la universidad para proponer otra vía mediante el reciclado para biomasa.

También se habló de la posibilidad de dragar los «ullals» que están tapados, y se debatió al respecto del peligro que puede suponer encontrar un suministro de agua de elevada salinidad debido a la explotación de los recursos hídricos durante tantos años.