Las obras del Corredor Mediterráneo «están en un grado elevado de ejecución» y el Gobierno «hace todos los esfuerzos para que sea una realidad lo antes posible». Ese fue el mensaje que trasladó ayer el secretario de Estado de intraestructuras a los responsables políticos y empresarios valencianos en la jornada «Valencia, motor del Corredor Mediterráneo» celebrada en la sede de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) y que contó con la presencia del conseller de Economía, Rafael Climent. «Estoy convencido como el que más de la importancia del Corredor, y estamos haciendo todos los esfuerzos desde el punto de vista económico y el mayor impulso para que sea una realidad lo antes posible» afirmó Gómez-Pomar sin avanzar plazos.

Según el secretario de Estado, entre 2012 y 2016 el Gobierno ha asignado un presupuesto de 6.350 millones de euros para la ejecución del Corredor Mediterráneo. Una inversión programada pero cuyo grado de ejecución no alcanzará el 30%, según matizó el secretario autonómico de Vertebración, Josep Vicent Boira, quien durante el debate posterior a la intervención de Gómez-Pomar, aseguró no compartir el «escenario tan optimista» que pintó el secretario de estado. En el debate participaron también el presidente de Pro-AVE, Federico Félix, y el de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez, quien destacó que la inversión e ha priorizado la alta velocidad frente al tráfico de mercancías y reclamó plataformas diferenciadas y soluciones definitivas más allá del tercer hilo.

El presidente de Puertos del Estado, José Llorca, acusó a quienes acusan al Gobierno de dar prioridad a las conexiones con Madrid en detrimento del Corredor Mediterráneo de hacer« demagogia», si bien admitió las bajas cifras de transporte ferroviario de mercancías situadas en un 4%.

Gómez-Pomar admitió que hay problema de «conexión en ancho internacional» pero España «no es de una isla». Gómez-Pomar, aseguró que el Corredor Mediterráneo hubiera estado en diciembre de 2015 si se hubiese hecho todo en ancho internacional, si bien la falta de adaptación de los operadores ferroviarios aconsejó la tecnología del tercer hilo.