La Concejalía de Agricultura del Ayuntamiento de Valencia que dirige Consol Castillo está negociando con los responsables de la Conselleria de Vertebración del Territorio una modificación del plan de la Huerta, ahora en fase de exposición al público, que permita la recuperación de la histórica Casa de la Sirena o «Serena», un palacete rural de estilo renacentista al borde de la ruina. El edificio ubicado en la frontera de Alfara del Patriarca y Benifaraig (Valencia) ha sido alquilado, tal como avanzó este diario, por el promotor hotelero Santiago Máñez, dueño a su vez del hotel Caro de Valencia, para destinarlo a la celebración de eventos. El empresario, sin embargo, se ha topado con las limitaciones de aforo que establece el Plan de la Huerta que abre la puerta a los usos hoteleros y terciarios en el patrimonio de la huerta pero con un máximo de 40 comensales y 12 huéspedes por establecimiento.

Una aforo que, según la concejala de Agricultura, Consol Castillo, condiciona y en algunos casos puede hacer fracasar las iniciativas de recuperación del patrimonio histórico de l´Horta, el 70% del cual se encuentra en estado ruinoso. El límite, añade la concejala, tiene sentido en el caso de alquerías o edificios ubicados en medio de la huerta pero no en casos como el de la Casa de la Sirena, un palacete de más capacidad situado además en un nucleo urbano. Castillo confía en que la conselleria atienda su petición e incorpore las modificaciones precisas al articulado del PAT de l´Horta para hacer viable la recuperación de la Casa de la Sirena, declarada Bien de Interés Cultural y de titularidad privada.

El promotor hotelero, por su parte, ya ha presentado alegaciones en el mismo sentido.El promotor ha arrendado las huertas colindantes para cultivar productos de temporada que abastezcan el restaurante de proximidad y las cocinas de su establecimiento.

El empresario señala que ha detectado «un grave perjuicio» en la redacción del artículo 96.3 del Plan de la Huerta que puede hacer parcialmente inválido el mismo al limitar en exceso los aforos previstos en los negocios hosteleros que se permiten. Santiago Máñez alude al texto de la propia normativa que asegura que no se puede proteger la huerta desde una visión «museística» y petrificada de este espacio. El de la huerta, recuerda, quiere configurar un espacio vivo, productivo, rentable y sostenible desde la triple dimensión económica, ambiental y social. En este sentido la normativa contempla y permite expresamente nuevos usos y actividades entre los que se incluyen los correspondientes a restauración y alojamiento turístico, todo ello en consonancia con las nuevas formas de promoción y recuperación de los espacios agrarios que han sido ya instaurados con éxito en países como Holanda, Bélgica, Francia e Italia.Sin embargo, esta fórmula, que en dichos países ha supuesto un importante apoyo para la recuperación y mantenimiento de zonas agrarias. Unos usos, añade el promotor, que en el plan de la Huerta que «seriamente mermada al fijarse rígidas limitaciones de capacidad de uso en relación con los alojamientos rurales y de restauración», en concreto, 12 plazas para los alojamientos rurales y aforo de 40 personas en el caso de las actividades de restauración. Unos límite, señala el hostelero, que «hacen literalmente imposible cualquier tipo de inversión por parte de la sociedad civil encaminada a la rehabilitación y recuperación de determinadas alquerías y masías, por la imposibilidad de alcanzar la rentabilidad suficiente para su pervivencia en el tiempo».

El promotor alega que no puede ser tratada igual una alquería que se encuentre junto a un núcleo urbano de una aislada en el territorio, o una con conexión directa a una vía principal de otra con acceso por caminos secundarios. Por último, una alquería de grandes dimensiones no puede tener las mismas limitaciones que otra de dimensiones más modestas. Santiago Máñez recuerda el deterioro que sufren los edificios catalogados y solicita que la recuperación de los mismos sea tratada «en condiciones de igualdad y rentabilidad similares a otros que haya en Valencia».

Reclama que las limitaciones de aforo no se apliquen a alojamientos y establecimientos de restauración que se instalen en alquerías, masías y otras construcciones rurales que gocen de especial protección, proximidad a núcleo urbano, conexión directa con vías principales y dimensión suficiente, en cuyo caso estarán sometidas a lo dispuesto en la legislación general correspondiente en materia de Turismo y Actividades.