Chata, Milka, Teddy, Félix, «El lladre», Vicenta, Chiara, Pelusa, Quart... y así hasta más de doscientos. Perfectamente referenciados y con una historia conocida de cada uno de ellos. Forman la colonia felina más importante de la ciudad y ven pasar su vida junto a la muerte y la paz: en el Cementerio General de Valencia. El gato siempre tiene una relación secular con el otro lado. Es un animal «de poder» y desde los egipcios se les ha relacionado con los ritos funerarios. Pero en el Siglo XXI, las cosas son más prácticas: son colonias perfectamente establecidas y controladas, están en un espacio amplio, libre y seguro y su presencia evita la de otras especies menos agradables, como las ratas. «No se las comen, porque están bien alimentados, pero las ahuyentan. Te será casi imposible encontrar un roedor». Amalia es una de las voluntarias que, a lo largo de la semana, se encargan de cuidarlos. Ella y Clara, Aurora, Vicen, Isabel, Carlos, Lidia e Inés. Por convicción animalista. Tienen felinos en casa y cuidan de la familia del camposanto.

Hay gatos sociables y gatos desconfiados, pero todos se sienten seguros. Algunos se acercan ansiosos cuando las cuidadoras abren las latas de paté. Otros se quedarán esperando. El snack de la mañana es delicioso para su paladar y, uno por uno, se limpian y reponen los cacharros de pienso y agua. Son muy básicos: bandejas de supermercado que antes han contenido comida o garrafas. «Si pusiéramos algo más caro, seguramente nos lo robarían».

Todo está alejado de la vista, escondido entre los setos. «Un gato no debe comer lo que los humanos porque hay sustancias que su hígado no soporta». Antes de estar regulados había gente que les dejaba comida, pero también había redadas para eliminarlos. Ahora se les persigue, pero para otra cosa: para curarlos. «Una vez nos entró un gato negro herido. Era de noche y nos costó buscarlo entre las tumbas, pero lo encontramos y lo curamos». Y cada gato es una historia. «Son espíritus libres y aquí están muy bien». El gato callejero se adapta a casi todo y siempre este lugar es mejor que sortear el tráfico. Algunos vinieron de la calle. Flora, por ejemplo, fue atropellada y le tuvieron que amputar un bracito. Teddy, el patriarca del llamado «sector neutro» también había sufrió un atropello. O Quart, que se llama así porque fue abandonado junto a las torres. Hay gatos viejos y hay cachorros. Hay líderes de camada y sumisos. Unos son caseros y fueron abandonados. Otros vinieron de la calle y otros, nacieron ya entre las tumbas.

Ayuda para esterilización

Por convicción se acude cada mañana a alimentarlos; por convicción se paga esa comida, „cualquier donación es bien venida„ y este año ya han conseguido del ayuntamiento una ayuda: «Gloria Tello cuidaba y alimentaba gatos en el Cabanyal. Sabe de lo que hablamos». Recibieron una subvención para un tratamiento no menos importante: la esterilización. «Todos los que veas con una muesca en la oreja han pasado ya por el quirófano». Salem y Cari son una pareja que les pasará eso en breve. Él es muy delgado; ella tiene bastante mal genio. Conviven con un hijo junto a un espacio de panteones.

El gato se adapta a todo y cuando llega el frío busca cobijo en cualquier recoveco. Hasta las tuberías que discurren por el subsuelo del cementerio se convierten en gateras improvisadas. Pero respetan el entorno casi más que los humanos. «Nunca los verás romper las flores ni las fotos ni nada». Y son territoriales. «Prácticamente no se mueven de la zona en la que viven. Como mucho, socializan miembros de colonias vecinas». El cementerio también ayuda al voluntariado prestándoles cuartos para guardar los sacos de pienso y algún utillaje». No faltan los peligros desalmados. «Hace un tiempo, una persona metió dos perros toda la noche y nos mataron veinte gatos. Fue denunciado y detenido y los perros, que no tenían la culpa de nada, le fueron retirados». Otras veces han estado pendientes por si se les quería hacer algún rito de santería. El equipo de cuidadores no se anda con chiquitas. «Somos una actividad autorizada y cualquier exceso lo denunciamos inmediatamente».