El estudio de necesidades previo a la reurbanización del barrio de San Marcelino encargado por la empresa municipal Aumsa al arquitecto David Estal contempla diez medidas para mejorar y equilibrar el espacio público de este barrio. San Marcelino creció lejos de la ciudad, junto al Cementerio General y en un entorno de huerta que luego se ha visto alterado por el plan Sur y más recientemente por el AVE. El barrio está rodeado por un autopista urbana al norte (el bulevar sur) y por los solares en torno al túnel del AVE al norte, el barrio espera desde hace años.

El estudio previo a la reurbanización del barrio impulsada por la Concejalía de Desarrollo Urbano, que ha incluido un proceso de participación ciudadana, propone la creación de aparcamientos perimetrales disuasorios para atajar la invasión de las calles por los coches; la reforma y ampliación de las aceras en las calles San Pío X, Monistrol, Joan de Perpinyà y Doctor Royo para poder instalar arbolado que proporcione sombra y haga más amable el entorno. Una de las medidas en ese sentido es la ampliación de los chaflanes ganándolos para uso peatonal como se ha hecho recientemente en las reurbanizaciones de l´Eixample.

Estal propone asimismo la ejecución de una vía verde urbana al sur de San Marcelino, en la calle Salvador Perles, y la peatonalización parcial o total de los entornos más emblemáticos del barrrio, como la plaza de San Marcelino, y la transformación en bulevar de la calle Arzobispo Olaechea, punto de reunión e identidad del barrio.

También propone el arquitecto la puesta en valor de un itinerario comercial que garantice la movilidad sostenible. Una de las propuestas de mejora paisajistica destacada es la urbanización de los descampados en el entorno de la CV-400, conocidos como «el desierto», donde debería haberse construido el denominado parque sur, para unir el Parque Central con el Parque de la Rambleta. En este espacio degradado los arquitectos proponen crear una «muntanyeta», un mirador, similar a la colina del Parque de Cabecera, además de repoblar la zona con arbolado, con zonas de socialización para perros, una granja escolar, un rocódromo, un laberinto y zonas de juegos infantiles.

El arquitecto propone además reducir la velocidad en el barrio a 30 kilómetros y la conexión del carril bici con la ciudad. Las mejoras en el barrio de San Marcelino requerirían una inversión de seis millones de euros, la misma inversión que se hizo en el Parque de la Rambleta y la mitad de lo que costó el centro cultural de La Rambleta.