Unos 50.000 valencianos visitaron ayer, festividad de Todos los Santos, el Cementerio General de Valencia, una necrópolis con más de 200 años de historia que en los últimos tiempos explota su potencial turístico y cultural con visitas guiadas a sus tumbas más famosas. La celebración, acompañada de sol y buen tiempo, fue menos masiva que otros años por la coincidencia con un puente festivo que muchos aprovecharon para hacer una escapada. De hecho, el grueso de visitantes se produjo durante el fin de semana, cuando al igual que ayer se registraron atascos puntuales de tráfico en los accesos al camposanto.

La comitiva institucional del Ayuntamiento de Valencia, encabezada por la concejala de Cementerios, Pilar Soriano, y a la que sumaron los concejales del Govern de la Nau Sergi Campillo, Anaïs Menguzzato, Ramón Vilar y Carlos Galiana, así como Fernando Giner (Ciudadanos), hizo ofrendas florales en los panteones de la Policía Local y la de Bomberos, visitaron el cementerio civil, donde Pilar Soriano y Ramón Vilar recordaron a las personas que murieron «defendiendo la libertad y la democracia», como Teófilo Alcorisa, cuya familia ha podido recuperar los restos de este represaliado del franquismo de una de las fosas comunes del cementerio tras años de pleitos con el anterior gobierno local.

Contraprogramar al arzobispo

Los concejales del PP Eusebio Monzó, Alfonso Novo y Lourdes Bernal hicieron la visita por su cuenta y criticaron al tripartito (Compromís, PSPV y València en Comú) por hacer coincidir de forma «deliberada» la visita institucional con la misa del arzobispo en la capilla del cementerio. De hecho, ambas comitivas, la del Govern de la Nau y la de Antonio Cañizares, no coincidieron en la entrada por minutos.

El Cementerio General es un espacio cargado de historia que el historiador Rafael Solaz desgrana a los visitantes en la ruta del Museo del silencio, una actividad que se viene desarollando desde hace unos años en la que se recorren las tumbas más representativas del camposanto, como la del escritor Blasco Ibáñez y la del malogrado cantante Nino Bravo pero también otras menos conocidas que esconden misterios que han llegado a captar la atención del programa Cuarto Milenio. Es el caso del nicho 1.501 que esconde una historia de amor más allá de la muerte y en la que misteriosamente alguien ha vuelto a poner flores años después de haber fallecido la persona que se encargaba de cuidarla.