Los vecinos de Benimaclet y San Marcelino tendrán a su disposición a partir del 14 de noviembre los nuevos contenedores marrones para la basura orgánica, que son fundamentalmente los restos de comida. En los Poblats Marítims y Quatre Carreres, por su lado, se repartirán contenedores en colegios y hospitales con la misma finalidad, todo ello dentro del programa piloto puesto en marcha por el Ayuntamiento de Valencia para recuperar y rentabilizar, con su conversión en compost de alta calidad, este tipo de residuos.

La idea de reciclar la materia orgánica parte de la Unión Europea y es también una exigencia del Plan Zonal de Residuos de la Ciudad de Valencia, dentro del Plan Integral de Residuos (PIR) de la Comunidad Valenciana. Según recordó la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano, «en 2020 ha de estar implementado, pero el anterior gobierno municipal no había hecho los deberes, y era un reto que se tenía que abordar». De hecho, el objetivo del gobierno municipal es implantarlo en toda la ciudad en 2018.

De entrada, la enorme prueba piloto se hará en los cuatro barrios o distritos antes citados. En Benimaclet, con 25.000 habitantes, se instalarán 180 contenedores, y en San Marcelino, con 10.000 habitantes, otros 70. Y en todos ellos los vecinos, previa campaña de información realizada por el dibujante de Levante-EMV Antonio Ortiz ?Ortifus?, podrán depositar sus residuos.

Para ello, se les facilitará también un kit de recogida orgánica y selectiva para el hogar compuesto por un cubo de 10 litros, un rollo de 30 bolsas biocompostables, 3 bolsas de rafia de 20 litros para reciclado en el hogar de vidrio, envases y papel, y 1 embudo para reciclado de aceite usado domiciliario.

Recogida cada cuatro días

Luego, los contenedores se recogerán separadamente con una frecuencia inicial de 4 veces por semana, mientras que los restantes se seguirán recogiendo con la frecuencia actual. Es lo que se ha establecido en otras ciudades que ya tienen este sistema, dijo Soriano.

Por lo que se refiere al Marítimo y Quatre Carreres, se repartirán contenedores por espacios públicos. De hecho, se han elegido estos barrios porque tienen de todo (55 hospitales, 22 colegios, 3 mercados o 16 supermercados).

La idea es tener una valoración global de la ciudad y dimensionar las necesidades, dijo la concejala, que explicó que luego esos residuos irán a la base de Los Hornillos para su tratamiento. En principio, se sumarán a los residuos del contenedor gris y cuando el proyecto sea firme se hará compost de gran calidad, para lo cual se recabará la colaboración de otros municipios y otras empresas.

De momento, se ha firmado un convenio con la Universidad Politécnica para conocer el tipo de producto que se puede conseguir.