El jardín de la Glorieta situado entre la plaza de Tetuán y la de la Porta de la Mar, fue trazado por iniciativa del general Elio en 1817, sobre unos solares adquiridos cinco años antes por el mariscal Suchet.
Los soldados del cuartel de Artillería y de Capitanía tenían la oportunidad, en aquel jardín y durante el día, de encuentro y charla con las muchachas de servicio y las niñeras que paseaban a los hijos de las familias burguesas del entorno. Al caer la tarde eran otras las parejas que se daban cita en los bancos.
La fuente del tritón es una de la esculturas más conocidas del jardín. Realizada en 1700 por el citado escultor Ponzanelli, provenía del huerto particular del canónigo Antonio Pontons que se encontraba situado en Patraix. Se instaló en 1820, si bien fue retirada en 1845 y almacenada hasta 1860 en que volvió a estos jardines.
Junto a la glorieta pasaban los tranvías de caballos, con un segundo piso descubierto apodado «imperial», camino del Pont del Mar, para seguir hacia el puerto, Grao y Cabanyal. Posteriormente los sustituiría el tranvía eléctrico, que para el mismo trayecto llegó a tener hasta tres unidades, el coche motor y dos jardineras o coches sin cierres laterales.
En 1895 se construyó una casa de socorro y en 1901 se inauguró un teatro que acabó víctima de un voraz incendio. Encinas y abetos, pinos cedros, palmeras e impresionantes magnolios que sobrevivieron con fortaleza a la riada de 1957, han sido testigos de los cambios de este jardín.
Cerraba el jardín
una verja de hierro sobre basamento de piedra que en 1926 fue desmontada y trasladada a los Jardines del Real. En el recinto se construyó un templete para conciertos de banda y en 1846 se inauguró un café romántico.
