La Comunidad de Madrid, uno de los destinos turísticos más importantes de Europa y rival de Valencia para atraer visitantes, quiere entrar en competencia con la ciudad del Túria para explotar el fenómeno de los cruceros. Así de claro lo explicó hace unos días la directora de la Oficina de Turismo de la Comunidad de Madrid, Anunciada Fernández de Córdoba. La capital de España celebró una jornada, la Madrid Cruise Forum, para analizar este fenómeno que atrae a millones de turistas extranjeros a España y que Madrid, por motivos obvios, no puede rentabilizar. Sin embargo, aprovechando sus infraestructuras, como el aeropuerto internacional de Barajas, y la red radial de alta velocidad que une el centro con la periferia, la capital ha lanzado su candidatura a convertirse en «puerto de entrada y salida» para cruceros de lujo.

La idea, básicamente, es atraer a los cruceristas para que pasen unos días antes o después de embarcar en las ciudades portuarias. Y se señala a las capitales de Valencia, Málaga o Barcelona como aquellas a las que se les quiere detraer recursos. La comunidad ya ha creado un foro, el Madrid Cruise Forum, para poner a su sector a trabajar en ese producto, «cuyo impacto económico no puede pasar desapercibido para la Comunidad de Madrid», declara la dirigente. Lo cierto es que las pretensiones de la capital chocan frontalmente con las aspiraciones de Valencia para remontar sus magnitudes en este producto turístico y, sobre todo, elevar el gasto medio turístico en la ciudad.

En estos momentos, Valencia está mejorando sus cifras de llegada de cruceristas. Entre enero y septiembre fueron 276.113 cruceristas los que llegaron, lo que supone un 21,84% más que el pasado año. Con todo, el Puerto de Valencia se encuentra lejos de sus mejores cifras y acumula años de caídas. Para este 2016, las previsiones actualizadas de la Autoridad Portuaria hablan de 409.854 cruceristas en 181 barcos. 2013 fue el último gran año, con medio millón de pasajeros y 223 escales.

Con todo, el Puerto se ha autoimpuesto recuperar el pulso en este segmento. Para 2020 los objetivos pasan por tener una nueva terminal; fidelizar a 40 navieras (hoy operan unas 30) y atraer a la ciudad a 600.000 cruceristas. En cualquier caso, el reto principal pasa por reforzar la operativa de embarque, que Valencia se convierta para muchas navieras en puerto de inicio o de finalización de muchas rutas. En estos momentos, apenas un 20% de los cruceristas que pasan por Valencia son de embarque y desembarque. Valencia es básicamente un puerto de tránsito, de escalas de unas horas en las que el impacto económico para la ciudad es escaso. Apenas unas horas de visita en que no se ocupan hoteles y sólo en un 37% de los casos va a comer a un restaurante. El objetivo del Puerto de Valencia es elevar de un 20% a un 35% en 2020 el porcentaje de operaciones de embarque y desembarque. Es el perfil de turista que más gasta. El porcentaje del que come en un establecimiento sube del 37% al 61%, además de la posibilidad de hacer noche.

Es por ese perfil de turista, que llega a España para embarcar en un crucero o que termina su ruta en puertos como el de Valencia, el que quiere atraer ahora Madrid.