El arquitecto y urbanista Alberto Peñín Ibáñez (Gandía 1941) defendió ayer, en su discurso de ingreso como académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, la vida urbana y las ciudades «para vivir» frente a la ciudad «para ver». Frente a quienes se plantean huir de la ciudad «por su identificación con el cemento y el ciclón inmobiliario», Peñín, en un discurso titulado «Elogio de la ciudad», rompió una lanza por la urbe „«el artefacto más útil y bello creado por el ser humano»„. En su discurso, pronunciado en el salón de actos del Museo de Bellas Artes ante un elevado número de asistentes, Peñín criticó el urbanismo «a la carta» de los últimos años a través de figuras como los PAI y las ATE.

Peñín, maestro de arquitectos y autor entre otros de la restauración del Palau de la Generalitat y de la plaza de Toros de Valencia, ocupa la vacante por fallecimiento de Fernando Martínez García Ordóñez, fundador del despacho GODB, al que dedicó palabras de admiración como urbanista e investigador de los procesos industriales y el uso de prefabricados en viviendas y fachadas.

Citando al también arquitecto Francisco Taberner, Peñín destacó que la ciudad «solo puede concebirse desde unos criterios de sostenibilidad, equilibrio y solidaridad» al tiempo que abogó por una vuelta al «urbanismo humanizado» más próximo, doméstico y donde los ciudadanos se sientan dueños de su espacio público, su jardín , su plaza o su biblioteca. Una ciudad donde los espacios centrales como el Ayuntamiento, la Catedral, los monumentos históricos, la plaza Mayor o los parques sean símbolos de la ciudad entera, afirmó. Peñín criticó, en esta línea, el alejamiento de los servicios de la Generalitat que ha supuesto la puesta en marcha del macrocomplejo Nou d´Octubre. Al contrario, valoró las grandes superficies comerciales «de carácter urbano» que permanecen en el centro de la ciudades.

Más que un planeamiento, Peñín defiende un proyecto de ciudad basado en un urbanismo sostenible y participativo, un proceso incipiente y apreciable en las demandas ciudadanas de más jardines y espacios verdes, libres de contaminación y tráfico. El arquitecto, que advirtió contra la gentrificación y la moda de las viviendas unifamiliares a las afueras, abogó en definitiva por reinventar el urbanismo y por una vuelta a la ciudad.