­Rita Barberá tropezó en el estrado el pasado lunes, en su primera visita al Tribunal Supremo para declarar sobre la presunta financiación ilegal de la última campaña electoral del PP de Valencia: el caso del pitufeo, el de los mil euros donados por ediles y asesores populares y que se investiga si les fueron devueltos en billetes de 500 euros, como algunos han dicho. ¿Se encuentra bien, puede continuar?, le preguntó el magistrado, Cándido Conde Pumpido. Ella respondió que sí. Después salía con rostro abatido, destacaban las crónicas, enfundada en un vestido rojo alcaldesa de esos que hizo tan populares, un guiño final a sus años de esplendor en el consistorio.

La imagen de gloria empezó a resquebrajarse, al menos a los ojos de toda España, aquel 23 de febrero de 2015 del «caloret faller». Era la crida, la invitación a la fiesta, y la aún alcaldesa, la reina de los mercados, la política cercana y campechana, destrozó un discurso sin papeles pronunciado en un idioma sui generis entre el valenciano y el castellano que acabó en fenómeno viral. El primer indicio de quien unos meses después sería un árbol caído.

Acosada por varios casos de corrupción (Emarsa, Ritaleaks, Feria Valencia, Nóos), pero nunca imputada, vio al final de sus días como el Supremo abría causa contra ella por el pitufeo (Taula).

Entre el caloret y la última foto a la puerta del alto tribunal, veinte meses en los que Barberá conoció la derrota electoral (la victoria insuficiente para gobernar, para ser precisos) y, lo que más le dolió, el olvido de los suyos (de algunos de los suyos, para ser justos).

Estalló Taula en enero de este año, todo el equipo de la exalcaldesa fue imputado por blanqueo y los nuevos dirigentes del PP, tanto en Génova como en la calle Quart, elevaron las líneas rojas de un partido asediado por la corrupción. «Si fuera Rita Barberá daría explicaciones. Hay que dar la cara», dijo Isabel Bonig en una comparecencia pública.

«¿De qué quieres que dé explicaciones?», le contestó enfadada la senadora por whatsapp.

Después vino el expediente contra ella y todo el grupo popular del Ayuntamiento de Valencia, la revelación de Fernández Maíllo de que había declarado ante el instructor de la investigación interna y la declaración contundente de otro de los valores del nuevo PP, Javier Maroto: ni ejemplaridad ni dignidad, dijo, estaba demostrando al final de su carrera por aferrarse al escaño del Senado para disfrutar del aforamiento.

Lo afirmó horas después de que Barberá anunciara que se daba de baja del partido después de 40 años porque se lo pedía el PP tras la apertura de la causa contra ella „así lo decía en su comunicado„, pero mantenía su escaño.

Con todo, la excaldesa mantuvo hasta el final un contacto fluido con altos dirigentes del partido, como ayer mismo desveló Mariano Rajoy. Una de las conclusiones de lo sucedido es la diferencia de criterio entre un viejo y un nuevo PP, ansioso por romper con el pasado.

Lo peor para ella, señalan en su entorno, fue que el propio PP valenciano apoyara en las Corts una resolución del resto de grupos para que renunciara al acta de senadora. «Podían haberse abstenido», cuentan que dijo. Así, el pasado lunes acudía al Tribunal Supremo sola, sin el abrigo del partido, que recordaba que ya no era del PP. Solo podía tropezar después.

El declive de un emblema del PP en España: Los últimos veinte meses de la exalcaldesa

1) 23/02/2015

El «caloret faller», un episodio viral objeto de mofa que marcó su declive

Rita Barberá tomó el micrófono en el estrado de las torres de Serranos de Valencia para invitar a la fiesta fallera, la Crida, como hacía cada año, y perpetró un discurso de frases inconexas entre el valenciano y el castellano que internet convirtió enseguida en fenómeno viral. Aquella estampa del «caloret faller» sirve visto desde el prisma actual como el símbolo del inicio de un declive personal y político.

2) 25/05/2015

La noche de la derrota electoral. «¡Qué hostia! ¡Qué hostia!

Tras 24 años como alcaldesa, la candidatura que encabezaba Barberá fue la más votada, pero con una mayoría insuficiente para gobernar al perder la mayoría absoluta y la mitad de los concejales que había sacado en 2011. Ni siquiera le servía el apoyo de Ciudadanos para superar a los 17 ediles de Compromís, PSPV y València en Comú.

3) 07/02/2016

Manifestación contra la corrupción tras destaparse el caso Taula

Las revelaciones del caso Nóos, del Ritaleaks (las facturas de gastos municipales) o de Feria Valencia deterioraron la imagen de Barberá antes de las elecciones de 2015, pero no supusieron su imputación. En enero de 2016, fuera ya de la alcaldía, estallaba el caso Taula, el de las donaciones de mil euros al PP para la campaña. Una manifestación pedía en la calle la dimisión de la senadora.

4) 12/09/2014

La enigmática reunión de «dos amigos de toda la vida»

Un paso atrás en el tiempo para entender la historia posterior y la fidelidad, al menos en la intimidad, de Mariano Rajoy a Barberá incluso después de darse de baja en el PP. Sucedió un viernes de septiembre de 2014. Fuera de agenda, los dos históricos del PP se vieron durante tres horas en la Moncloa. El contenido de aquel encuentro entre «dos amigos de toda la vida» nunca fue desvelado y es uno de los secretos que la senadora se lleva a la tumba.

5) 12/04/2016

Testigo en el caso Nóos: el asedio de la corrupción

No fue imputada, pero tuvo que declarar como testigo en Palma por el contrato con el Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin y Diego Torres para la organización de los Valencia Summit. Más de tres millones de euros en el punto de mira. El yerno real le dijo que era una entidad sin ánimo de lucro, explicó. «Es difícil creerla», contestó el fiscal.

6) 15/09/2016

El abandono del PP cuarenta años después al abrir causa el Supremo contra ella

La estampa es de la noche del 15 de septiembre. Era su primera aparición después de haberse dado de baja del PP un día antes porque el partido se lo pedía después de que el Tribunal Supremo hubiera abierto causa contra ella por el caso Taula. Ese mismo día, el PP valenciano había apoyado en las Corts una resolución para que renunciara al Senado.