Las casualidades del calendario han querido que los reyes de España se encontraran en Valencia el día en que Rita Barberá era incinerada. No asistieron al funeral, pero en su discurso durante la entrega de premios Jaime I en la Lonja de la Seda, Felipe VI tuvo unas palabras de recuerdo para la política fallecida.

«Nuestra más sincera condolencia por el fallecimiento» de la senadora, dijo. Destacó el apoyo «de manera entusiasta» de esta a los premios y se unió, junto a la reina, «al duelo de su ciudad y a sus familiares y allegados».

«Como alcaldesa compartimos muchos acontecimientos importantes en las últimas décadas de la vida de Valencia», explicó el rey. Unos acontecimientos que tenían en muchas ocasiones precisamente a la Familia Real como protagonista.

Muestra de ello es el número de edificios públicos relevantes que llevan sus nombres. Aunque no estaban pagados directamente por el ayuntamiento que ella dirigió durante 24 años, sí estaban alentados por un concepto de ciudad que impulso y compartió con los mandatarios de la Generalitat, especialmente Francisco Camps.

La Marina Real Juan Carlos I, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el Centro de Investigación Príncipe Felipe y el Palau de les Arts Reina Sofía fueron las particulares ofrendas de Barberá a los monarcas. En cuestión de cinco años, cuatro grandes emblemas de la ciudad fueron bautizados con nombres soberanos.

Sin embargo, y a pesar de estar acostumbrados a estos reconocimientos, al rey emérito le hizo especial ilusión el primero de los conjuntos mencionados. Ahí está la hemeroteca para mostrar imágenes de la edil junto a Camps y Juan Carlos I subidos en un barco durante la celebración de la Copa del América. La vela siempre ha sido una de las pasiones de la corona, sobre todo del patriarca, y Barberá lo sabía.

El mismo rey acudió a la botadura del ESP 88, el barco que utilizó el Desafío Español en 2007 durante la celebración de la competición y que tuvo de madrina a Isabel Bas, la mujer del entonces president de la Generalitat.

Dos «príncipes Felipe»

Quien ayer recordaba las «décadas» de acontecimientos compartidos con Barberá quizá sea el que mejor parado salió de estos homenajes. Dos edificios llevan su nombre, ambos de carácter científico. El museo diseñado por Santiago Calatrava fue inaugurado en noviembre del año 2000.

Es uno de los grandes edificios de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. También fue el más criticado durante una época por su baja actividad (aunque después llegó el Ágora y le robó el título de continentes con bajo contenido).

El Centro de Investigación Príncipe Felipe fue un hito durante un tiempo, pero la falta de financiación en tiempos de recortes se plasmó en el despido de más de 110 científicos y la desaparición de decenas de líneas de investigación pioneras en España.

Finalmente, fue la madre del actual rey quien inauguró el palacio de la ópera que lleva su nombre en 2005. Un megaespacio que se ha hecho un hueco en el panorama europeo de la lírica, pero que también ha sido portada por sus deficiencias construcitivas y por la investigación judicial que afecta a la exintendente y a un exgerente.