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Urbanismo

La 'pifia' urbanística del Gran Hotel España

La emperatriz Sissi se alojó de incógnito en la Fonda España derribada en 1961 para levantar un anodino edificio de oficinas que desluce la imagen de la plaza del Ayuntamiento

La 'pifia' urbanística del Gran Hotel España

La Asociación Cultural València «Remember» ha seguido la pista de uno de los edificios históricos perdidos de la plaza del Ayuntamiento. Se trata de la Fonda España, uno de los primeros establecimientos hoteleros que se abrió en la ciudad, ubicado en un lugar estratégico, y que tuvo entre sus huéspedes ilustres a la archifamosa emperatriz «Sissi».

De la existencia de este hotel ya existe constancia en 1892 cuando Isabel de Baviera («Sissi») viajó de incógnito a Valencia, donde llegó abordo del yate imperial Miramar y donde fue recibida por el cónsul del imperio Austrohúngaro en la ciudad Frank X. Goerlich, padre de Javier Goerlich uno de los arquitectos que más impronta dejarían posteriormente en la ciudad. El cónsul le reservó alojamiento en La Fonda España, entonces el hotel más importante del centro de la ciudad. Sin embargo, el establecimiento no fue del gusto de la emperatriz, que prefirió estar alojada en su lujoso barco. El hotel le proporcionó a la emperatriz un intérprete para recorrer la ciudad, donde se sabe que realizó numerosas compras, entre otras cosas, de aderezos de valenciana.

La Fonda España, en cuyo bajo funcionaron distintos negocios, cerró en 1898 cuando su gerente, José Cazalbou, abrió otro hotel en la plaza de la Reina al que se llevó gran parte del personal y la clientela. Un año más tarde la fonda reabrió ya con la denominación de Gran Hotel. Sus salones y habitaciones estaban decoradas al gusto afrancesado de la época con lámparas de araña y espejos venecianos.

El hotel pasó por distintas manos. El último dueño conocido fue el conde Trénor que lo adquirió en 1926, cuando ya se fraguaba la operación de apertura de la plaza del Ayuntamiento (entonces de Emilio Castelar) con el derribo del barrio de Pescadores. La manzana donde estaba el Gran Hotel se salvó entonces del derribo por las presiones que hubo en contra de la demolición del Ateneo Mercantil. Sin embargo, nada la libró de la piqueta en 1961, en los años del desarrollismo.El edificio fue demolido para dar paso a un moderno y anodino bloque de oficinas que distorsiona la estética de la plaza del Ayuntamiento con arquitecturas destacadas como la Casa Noguera (1910), el cine Rialto (1939), el edificio de Correos (1915) o el de la Société General de la Banque (1927).

El edificio feo es propiedad de dos sociedades patrimoniales y más por su ubicación estratégica que por la calidad de sus espacios interiores, tiene un nivel de ocupación aceptable. Hace unos años estuvo en venta y el ayuntamiento tiene como asignatura pendiente que los dueños acometan obras de remodelación para dignificar esta fachada.

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