Agua, más agua y nuevamente agua. Todos los problemas de la Albufera pasan por el suministro de agua en calidad y cantidad suficiente. Expertos de la Universitat de València han hecho el seguimiento de lo ocurrido en los últimos años en el lago, donde periódicamente se producen «fases de agua clara» y aparecen de nuevo las plantas macrófitas„vegetación sumergida„, presentes en el lago hasta los años setenta y cuyo papel es esencial en la recuperación del ecosistema.

La aparición de estas fases, en las que luz penetra hasta el fondo del lago y multiplica su capacidad para generar biodiversidad, está vinculada a la aportación del Júcar y el Turia y depende de la inundación invernal que debería estar produciéndose ahora, pero que sigue pendiente por falta de recursos hídricos en el Júcar.

Esta mejoría coyuntural que llega con la «perelloná» desaparece cuando llega la primavera o el verano y este año podría incluso no producirse.

María Sahuquillo, de la UV, destaca la existencia de una «recuperación sostenida» desde que se controlaron los vertidos y una anual «con oscilaciones muy bruscas».

Mario Jiménez, de SEO-Birdlife, asegura que algunas intervenciones como la de los filtros verdes o la recuperación de espacios como el Racó de l´ Olla provocan inicialmente un sustancial incremento del numero de aves en ese lugar, que tiende a normalizarse meses después. «A veces parece que estamos moviendo las aves de un sitio a otro del lago. El número de aquellas más exigentes no varia o disminuye y solo algunas especies más oportunistas como el coll i vert, siguen aumentando».

Los cambios en el cultivo del arroz, con inundaciones cada vez más breves o inexistentes como ocurre este año, han mermado el potencial de acogida del parque natural. «Vienen„las aves„ porque no tienen otro sitio», pero su productividad, medida en número de crías, es «muy baja», explica Jiménez, que habla abiertamente de «fracaso» en la gestión del agua.