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Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

El Museo Fallero se fija en el modelo de Gandia

La capital de la Safor tiene un edificio de nueva construcción completamente interactivo

El Museo Fallero se fija en el modelo de Gandia

El Ayuntamiento de Valencia se ha puesto al Museo Fallero de Gandia como modelo a seguir por el museo fallero de la capital, el que se encuentra en la antigua cárcel de Monteolivete. El inaugurado hace 8 años en la capital de la Safor muestra los elementos más importantes de la fiesta y lo hace de una manera interactiva muy actual. Eso sí, se trata de un edificio de nueva construcción, que es lo que no baraja de momento el Ayuntamiento de Valencia, y sin capacidad para albergar una falla completa, que es lo que considera normal el Gremio de Artistas Falleros.

Ya desde hace algunos años y muy especialmente desde que las Fallas han sido reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la Concejalía de Fiestas trata de ampliar el Museo Fallero de Monteolivete, que alberga básicamente los «ninots» indultados desde el año 1934, los carteles de Fallas y los retratos de las falleras mayores. Faltan elementos como la indumentaria, la música, los «llibrets» o la pirotecnia, aspectos todos ellos destacados en el expediente de la Unesco.

La idea es trasladar la Junta Central Fallera a un edificio de nueva construcción y dar todo el edificio al museo. Y para la remodelación de ese espacio, el concejal Pere Fuset asegura que se han puesto como modelo el Museo Fallero de Gandia, que el entonces alcalde de la localidad, José Manuel Orengo, calificó como «la más importante infraestructura fallera de toda la Comunitat Valenciana».

Este museo está en un edificio de nueva construcción cuyo coste se elevó a cinco millones de euros, parte de los cuales fueron aportados por la Diputación Provincial de Valencia. Se trata de un centro de interpretación de la fiesta en el que puede verse, de entrada, una muestra de trajes de los siglos XVIII y XIX y unas imágenes de la forma de arreglarse y vestirse de valenciana. También hay peinetas o aderezos y una reseña audiovisual de la elaboración de estas piezas.

El museo también tiene un apartado dedicado a la pirotecnia. Allí pueden apreciarse todos los detalles de la «mascletà», así como ver y escuchar los sonidos de estos espectáculos. Completan la secuencia los apartados dedicados a la música fallera, a los casales o al «llibret, sátira y poesía», para terminar con el plato fuerte del museo, que es la creación de los «ninots» y el monumento.

El visitante puede seguir paso a paso la elaboración de esos «ninots» y luego visualizarlo a escala en una falla completa. Acompañan este apartado piezas indultadas en años anteriores, pantallas donde pueden visualizarse los bocetos y recrear mediante las más modernas tecnologías el momento de la «cremà».

Elementos discordantes

Para el Ayuntamiento de Valencia, éste es un buen punto de partida, aunque, una vez abierto el debate sobre las posibles actuaciones, hay algunos elementos que no son coincidentes.

El primero es que el museo de Gandia es un edificio de nueva construcción, dedicado y concebido para ser zona de exposiciones, con salas diáfanas, abiertas y espaciosas.

El museo de Monteolivete, anteriormente convento y cárcel, ofrece, sin embargo, largos y estrechos pasillos que dificultan cualquier montaje.

Y otro elemento discordante es la capacidad para albergar una falla completa, a tamaño natural. El Gremio del Artista Fallero cree que un museo de estas características debe tener como pilar esencial un monumento tal cual se planta en la calle. Sólo de esa manera el visitante puede hacerse una idea de la grandiosidad de la falla y de la fiesta. Y ni el museo de Gandia tiene ese elemento ni el museo de Monteolivete tiene, tal como está en la actualidad, capacidad para albergarlo.

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