Una de las grandes apuestas del Govern de la Nau ha sido la creación del denominado presupuesto participativo, un compromiso que da voz y voto al ciudadano para decidir a dónde irá destinada parte de la inversión anual. En concreto 7 millones de euros. Pero el sistema elegido por la Concejalía de Participación Ciudadana que dirige Jordi Peris todavía necesita de «ajustes» para convertirse en una herramienta poderosa y útil para los vecinos. En los Pobles del Nord, por ejemplo, sostienen que el proceso actual les obliga «a competir entre ellos», lo que no respeta ni la singularidad de estos núcleos enclavados en l'Horta ni el espíritu de la consulta.

Así, los seis alcaldes de Pobles del Nord (Poble Nou, Carpesa, Borbotó, Benifaraig, Massarrojos y Cases de Bàrcena), consideran que el modelo actual «nos aboca a competir entre nosotros» y que genera «una situación poco coherente» en el espíritu de los presupuestos participativos.

Lo cierto que ante la necesidad de priorizar inversiones, proyectos de diferentes poblaciones han de competir para llevarse la financiación necesaria. Y en ese contexto, los núcleos con mayor población siempre acabarán imponiéndose a otros más despoblados. Las pequeñas pedanías tienen realmente complicado que estos presupuestos participativos les sean útiles.

Hay que recordar que los ciudadanos que más se implicaron este año en las votaciones fueron, precisamente, los habitantes de Pobles del Nord, seguramente por la necesidad acuciante de mejoras en sus localidades.

Pobles del Nord dispone de cara a 2017 de un total de 290.283 euros para inversiones participativas, 82.095 euros que los destinados para este ejercicio. Así, recuerdan los alcaldes pedáneos que su situación, comparada con otros barrios de la ciudad, es de «ausencia de infraestructuras y la carencia de inversiones de carácter general en relación a necesidades no resueltas».

«Tiene sus pros y sus contras»

El concejal Jordi Peris se muestra comprensivo con las quejas de los alcaldes, y reconoce que cualquier opción «tiene sus pros y contras», y que tanto Pobles del Nord como del Sud «tienen una idiosincrasia particular y es más difícil encontrar esos puntos de beneficio conjunto de los pueblos, pues están más alejados entre sí». «Entendemos que los presupuestos se hagan por distritos porque si no la partida presupuestaria que quedaría para barrios y pueblos sería muy pequeña, con lo cual no se podrían plantear proyectos de envergadura», asegura. El regidor de València en Comú entiende que los grupos de trabajo son los que han de consensuar proyectos «que beneficien a grupo de población amplio y que conecten las necesidades de varios pueblos».