Un viaje de fin de curso diferente: ni a un idílico destino del Caribe; ni donde la fiesta y el alcohol están asegurados; ni tampoco de crucero. Un grupo de estudiantes que finaliza sus estudios del grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universitat de Valencia (UV) ha decidido visitar los campos de refugiados en el Sahara, como viaje de fin de carrera.

Mari Olcina, estudiante del grado, ya pasó unos días en la zona el año pasado. Ahora, la iniciativa se amplía y volverá con una veintena de compañeros. El objetivo del viaje es, según apunta Mari, «ver una forma de vida diferente y concienciarse y sensibilizarse» con la situación del pueblo saharaui. «Es nuestro gran abandonado y la gente debe saberlo», critica. Además, lamenta que con tantas situaciones de emergencia humanitaria que hay, «la ayuda se reparte y llega menos».

El viaje -del 25 de febrero al 4 de marzo- se organiza junto con la comisión Solidaria de Adinu Valencia (Asociación de Nutricionistas de la Universidad), y con la ayuda del SaharaMarathon, un evento deportivo internacional de solidaridad con el pueblo saharaui.

José Miguel Soriano, profesor de Nutrición en Situaciones de Emergencia, es otro de los impulsores. Explica que a los estudiantes «les llama mucho la atención conocer experiencias prácticas que no están en los libros», y cree que estos viajes permiten «ver la realidad». Entre otras cosas, en terreno pueden conocer cómo es la alimentación y las herramientas antropométricas con las que cuenta la población en la zona, apunta. Además, realizarán en las escuelas charlas y talleres higiénico-sanitarios.

Elia Sancho se quedó con la espinita de no poder ir al viaje con Mari, y este curso no se lo ha pensado. «El año pasado me gustó e impactó la idea. Me entró curiosidad y quiero aportar», afirma esta estudiante de último curso que preside Adinu Valencia. «Espero aprender, poder ayudar y cambiar la percepción de algunas cosas», indica.

Raquel Moret ya ha estado en los campos y va a volver. «Nos acogieron muy bien; me dieron mucho más de lo que tenían, y eso que para ellos supone un esfuerzo económico», asegura sin dudar. «Nuestra estancia es un alivio porque les saca de la tristeza en la que están», lamenta. Por ejemplo, ella vio como los médicos saharauis «recetan a los enfermos medicamentos que no tienen: los conocen y saben cuáles son, pero no hay acceso a ellos».

Patologías que más sufren

El viaje le «cambió la vida», asegura. Cuando empezó a estudiar Nutrición «nunca me había planteado trabajar en Cooperación». Ahora, Raquel estudia un máster en esta materia y prepara un viaje a Etiopía, para colaborar con un proyecto que escolariza niños y les ofrece una comida diaria en la escuela.

Tras su experiencia en los campos de Tinduf (Argelia), Raquel cuenta que las madres y los niños son «el colectivo más vulnerable». Por ejemplo, las mujeres que esperan un hijo suelen sufrir anemia «y no tienen los alimentos para paliarla». Además, como la base de la alimentación de la población son los cereales, «el índice de celiaquía es muy alto».

Por esto, en 2007 profesores y estudiantes de Nutrición elaboraron una Guía para las familias que en verano acogen a pequeños del programa Vacances en Pau, con información sobre las patologías nutricionales que más sufren. El proyecto que Mari Olcina impulsó el año pasado se ha planteado en cinco años y continúa el de 2007, según Soriano. El objetivo final es que los alumnos puedan realizar sus prácticas obligatorias en el terreno, ya que la ayuda humanitaria es una importante salida laboral para los graduados, dice el profesor.