La comisión de Desarrollo Urbano del próximo lunes rechazará la modificación puntual del planeamiento de Blasco Ibáñez para la descatalogación que permitiría el derribo de uno de los chalés históricos de la avenida Blasco Ibáñez donde se podrá construir un nuevo edificio de nueve alturas solicitada por Palbox Holding, S.L. La revisión del Catálogo Estructural de Bienes del suelo urbano que encargó el anterior gobierno del PP a principios del año 2000 y que no llegó a aprobarse descatalogaba este chalé, ubicado en el número 16 de Blasco Ibáñez esquina con Severo Ochoa, que había quedado aislado en un chaflán entre las nuevas manzanas.

Los autores del citado catálogo, los arquitectos Luis de Armiño y Luis Perdigón, justificaron la desprotección del chalé, ubicado en una de las zonas residenciales más cotizadas de la ciudad, por la necesidad de nivelar alturas y ocultar medianeras en la avenida Blasco Ibáñez. Un argumento, apuntan fuentes de Urbanismo, que podría sentar un peligroso precedente en otros puntos de la ciudad como l´Eixample.

La negativa del ayuntamiento a modificar el planeamiento que abre la puerta al derribo del chalé se basa en un informe desfavorable no vinculante de la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria de Cultura que advierte de que el edificio tiene nivel 2 de protección y linda con los entornos protegidos del Jardín de Monforte, los jardines de Viveros, la Clínica de la Esperanza (Villa Mariana) y el conjunto de chalés de los periodistas de las calles Cavanilles y Jaume Roig. Cultura aconseja determinar el grado de protección del chalé dentro del plan especial del jardín de Monforte, todavía pendiente de redactar.

Un plan de recuperación

El ayuntamiento tiene previsto encargar dicho plan al despacho de arquitectos que, desde hace unos años, está realizando los planes especiales de protección de los entornos BIC de la ciudad, entre ellos, los de las torres de Serranos y el Botánico. Este plan, apunta la conselleria, «deberá establecer las bases para propiciar una nueva transformación de la realidad existente que permita recuperar los valores paisajísticos del ámbito y la relación entre el chalé y los jardines próximos».

El ayuntamiento aduce que existe una disconformidad «sustancial, insubsanable e indubitada» entre la modificación del planeamiento y la ley autonómica de Patrimonio que determina que los bienes no inventariados del patrimonio cultural, como es el caso del chalé de Blasco Ibáñez, serán objeto de protección genérica por razón de sus valores culturales. El hecho de no estar inscrito en el inventario, apunta la conselleria, «no determina que haya desaparecido su valor» patrimonial.

La empresa promotora de la descatalogación del chalé, representada por el arquitecto valenciano Camilo Grau Carretero, ha presentado alegaciones contra la inadmisión a trámite de la modificación y la tardanza del ayuntamiento en tramitarla. Aportan un informe de la Universidad Politécnica de Valencia en el que señalan, en línea con los argumentos de Armiño, que el edificio que se quiere proteger es un «vestigio descontextualizado» cuyo mantenimiento «agónico» no beneficia a nadie.

Protección pendiente

El PGOU de 1988 catalogó el conjunto de casas unifamiliares denominado «chalés de los periodistas» con nivel 2 de protección estructural, el mismo que otorgó al chalé del número 16 de Blasco Ibáñez, uno de los pocos referentes de la trama y la configuración inicial del desarrollo urbanístico de Blasco Ibáñez, el antiguo Paseo de Valencia al Mar, impulsado en los años 30 del siglo pasado según el modelo residencial de ciudad jardín, una tipología desconocida hasta entonces en la ciudad. Los chalés de la Asociación de la Prensa, obra del arquitecto Enrique Viedma, autor de la Finca Roja, se construyeron en 1932 y se sitúan dentro del racionalismo y el casticismo. El PSPV en su día ya denunció el pelotazo que suponía la descatalogación de este chalé y reclamó sin éxito al gobierno de Rita Barberá y a la Conselleria de Cultura su protección. El actual concejal de Desarrollo Urbano, el socialista Vicent Sarrià, considera que este chalé debe tener la misma protección que el conjunto de casas de los periodistas que hay frente al Jardín de Viveros, que están calificados como Bien de Relevancia Local.