«La gola de l'Albufera, clave del régimen hídrico del lago, fue el escenario de los enfrentamientos de dos colectivos durante los siglos XVII y XIX. Quien la controlara, dominaría las fluctuaciones del ecosistema palustre, sometiéndolo a las necesidades productivas. Aún hoy, el dominio de las golas es objeto de disputas. Los gestores del parque natural y los responsables de la Conselleria de Medio Ambiente se enfrentan a menudo con la Junta de Desagüe sobre la conveniencia de abrir o cerrar las golas, como antes hacían arroceros y pescadores. En definitiva, ayer -como hoy- el dueño de la gola -o las golas- era el dueño de l'Albufera», escribía en 2001 el profesor Carles Sanchis Ibor en su obra «Regadiu i canvi ambiental a l'Albufera».

La cita se recoge en el informe pericial elaborado por el ecotoxicólogo forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia y encargado por la Fiscalía Provincial en el procedimiento de responsabilidad ambiental iniciado tras la denuncia por los bajos niveles de l'Albufera presentada por el exalcalde de Silla, Francesc Baixauli. La conclusión final del informe para la Fiscalía, ya fue adelantada por Levante-EMV el pasado 20 de noviembre. El IML considera que «la ausencia de criterios ecológicos y ambientales de la actual gestión por parte de la Junta de Desagüe de la dinámica de inundación del Parque Natural de l'Albufera, a excepción de los referidos al uso agrícola o cinegético, supone un grave perjuicio para otros agentes sociales, así como para el conjunto de valores ambientales que justifican su importancia ecológica y su protección legal».

En el informe, al que ha tenido acceso Levante-EMV, el Ecotoxicólogo forense del IML repasa los antecedentes medioambientales del lago y responde a diversas cuestiones planteadas por la Fiscalía Provincial durante la instrucción del procedimiento de responsabilidad ambiental por los bajos niveles de agua que se alcanzan en l'Albufera en determinadas épocas del año. Estas son las respuestas del perito.

Desembalse rápido en julio. La Fiscalía solicitaba información sobre los efectos del «no desembalse gradual del lago, a principios de julio, adaptado al correlativo nivel de reposición de caudales aguas arriba». El informe pericial concluye que la descoordinación entre ambos procesos favorece la salinización, contaminación y eutrofización de las aguas del lago, agudiza los ciclos diarios de saturación y consumo de oxígeno, afectando principalmente a la vegetación palustre y a las poblaciones de peces».

Falta de caudales ecológicos tras la siega del arroz. Sobre la «no aportación de caudales ecológicos, a partir de octubre, en la inundación invernal del lago, tras la siega del arroz», el ecotoxicólogo concluye que «esta decisión reduce la disponibilidad de agua de calidad que permita diluir los solutos presentes en las aguas aportadas de origen agrícola y urbano y, consecuentemente, su efecto contaminante sobre el sistema natural (salinización, toxicidad, eutrofización), reduce el nivel y la superficie inundada o lo condiciona a la pluviosidad de la cuenca».

Reducción de la inundación

invernal. La «reducción del periodo de inundación invernal de tres meses y medio a un mes» favorece, según el IML, «procesos de concentración de la avifauna, condiciona el éxito de las puestas de peces, anfibios y aves, afectando a la disponibilidad de hábitats adecuados para la pervivencia de las especies invernantes». Según el perito, «la anticipación del "fangueig" en muchas zonas de "tancats", a noviembre y diciembre, en lugar de su realización en febrero y marzo es una consecuencia de la reducción del periodo de inundación, sin poder valorarse a la luz de la información disponible si es más o menos perjudicial».

Desembalse masivo en enero. La Fiscalía también se interesó sobre los efectos del «desembalse masivo y no gradual de las aguas del lago durante el mes de enero». Una práctica que, según el ecotoxicólogo del IML, «favorece la remoción del sedimento, afecta a las poblaciones de fitoplancton y zooplancton impidiendo la recuperación de las poblaciones sensibles a la eutrofización, reduce la disponibilidad de alimento para las especies de peces y aves».

El perito concluía que si no se atajaban las decisiones que la Junta de Desagüe adopta sobre los niveles del lago de forma unilateral y sin consultar a los organismos medioambientales toda las acciones «pueden contribuir al deterioro de las condiciones para la conservación de la vegetación relicta del lago de l'Albufera y condicionan la reversión del deterioro sufrido en los últimos años, pese a las mejoras realizadas en otros aspectos ambientales, cuya urgencia se fundamenta tanto en su valor intrínseco como en su importancia para la preservación de la biodiversidad del parque natural».