Tras la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco saltó a la opinión pública el debate sobre si el Museo Fallero actual está a la altura para presentar al mundo la fiesta por antonomasia de Valencia.

Como ha explicado este diario en la última semana, es algo que ya rondaba desde hace tiempo en la cabeza del actual presidente de la Junta Central Fallera, Pere Fuset, y también de su antecesor en el cargo, Félix Crespo.

La idea es sacar del edificio actual de Monteolivete la Junta Central Fallera y dejar todo el espacio para la exposición de las Fallas, que hoy en día se reduce a una muestra de los «ninots indultats». Si bien hace poco se repintó y adecuó, sigue siendo insuficiente. El mundo fallero coincide en que el museo debe mostrar todos los elementos de la fiesta, es decir: música, pirotecnia, indumentaria, monumentos y «llibrets». Recientemente, el grupo municipal de Ciudadanos propuso que el nuevo museo vaya a la Ciudad del Artista Fallero, en la línea de lo que quiere el Gremio de Artistas. ¿Sería suficiente?

Una propuesta ambiciosa

Hay quienes van más allá y han puesto en el punto de mira un edificio emblemático de la ciudad, uno de los más bellos y representativos, para tal propósito. Desde los ambientes del urbanismo y el mundo fallero han hecho llegar a Levante-EMV una propuesta que cobra fuerza entre bambalinas: el edificio de Correos y Telégrafos de la plaza del ayuntamiento debería albergar el museo.

Quienes aportan esta nueva pieza al puzzle alegan diversos motivos para esta propuesta, que de lejos es la más ambiciosa que se ha escuchado al respecto.

Apuntan que actualmente el museo de la fiesta más famosa de la Comunitat Valenciana, si bien está cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, se encuentra demasiado desplazado del centro neurálgico de la ciudad, y se queda corto, ya no solo en espacio disponible, sino también en representatividad. Señalan que debe ser tan importante el contenedor como el contenido, es decir, tener un edificio que prestigie el museo, le otorgue un valor solemne.

Asimismo, aseguran que es un edificio situado en uno de los escenarios más importantes de la Fallas, como es la plaza del Ayuntamiento. La «mascletà» se celebraría a pie del museo fallero, siendo parte del recorrido turístico que lo visitara. Por último en su argumentación resaltan una idea de peso, y nunca mejor dicho: el vestíbulo del edificio de Correos podría albergar un monumento de grandes dimensiones para que fuera contemplado y explicado.

La pregunta que se plantea tras esta propuesta es el cómo se podría hacer, si Correos todavía tiene parte de sus servicios en este edificio y está en manos del Estado .

Entre quienes sueñan con esta posibilidad se apunta que Correos hoy en día se está inclinando por otro tipo de servicios ajenos a la correspondencia y que ésta pierde fuerza frente a un mundo en el que prima la mensajería electrónica, por lo que se podría estudiar si la sociedad estatal podría trasladar ese trabajo a otras oficinas o edificios de nueva construcción. Y añaden que hay un precedente: el Ayuntamiento de Madrid tiene su sede desde 2007 en el Palacio de Telecomunicaciones de Correos, tras lograr una permuta con el Estado.