El concejal de Hacienda quiere que este año las Ordenanzas Fiscales (impuestos y tasas) se aprueben en el mes de julio en vez de octubre para tener más tiempo de debatir los presupuestos con sus socios de gobierno y también para descargar de trabajo a los funcionarios municipales.

En la actualidad las Ordenanzas Fiscales se aprueban en octubre, siempre unas semanas antes de los presupuestos municipales para tener detalle de los ingresos que tendrá el ayuntamiento el próximo ejercicio. Pero los tiempos son muy ajustados y entre una cosa y otra hay poco tiempo para el debate entre los socios de gobierno o con las diferentes delegaciones, que siempre piden más de lo que se les puede conceder.

De hecho, en los dos presupuestos que ha realizado hasta el momento el Govern de la Nau ha habido algún problema entre los socios de gobierno por desacuerdo con alguna de las partidas.

En última instancia, Vilar cree que adelantar las ordenanzas es mejor para el trabajo de los técnicos municipales, que ahora «tienen que quedarse a trabajar hasta las 12 de la noche o venir los sábados por la falta de tiempo».

Vilar explicó que aunque se aprueben en el mes de julio, el periodo de exposición pública podría alargarse hasta el mes de septiembre para que todo el mundo pudiera alegar sin el obstáculo de las vacaciones de verano. Aún así, se ganaría tiempo, asegura.

En las ordenanzas fiscales de 2016 y las de 2017 se introdujeron dos modificaciones que desataron la polémica. El año pasado se produjo una subida del IBI a aquellos establecimientos comerciales cuyo valor catastral superase los 250.000 euros. Y este año se ha reordenado la tasa de mesas y sillas para que las terrazas del centro paguen más y las terrazas de los barrios paguen menos. La recaudación será la misma. Ningún de las dos modificaciones afectó al grueso de los contribuyentes, para los que los impuestos siguen congelados.